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El sistema de ciencia e investigación, en cifras

La crisis deja 11.472 millones en I+D sin gastar

El gasto en I+D en España
Alejandro Meraviglia

El gasto en I+D en España ha caído más de lo que reflejan las estadísticas oficiales. En los seis años de crisis, esa partida ha descendido en 1.690 millones de euros, lo que supone un ajuste del 12% en términos relativos, según el INE. Los datos de Hacienda, sin embargo, revelan que la cifra es bastante superior.

La diferencia se explica porque gran parte del dinero público presupuestado para investigación y desarrollo no se ha gastado. Así se puede constatar si se analiza la evolución de la dotación de los dos principales programas (Fomento y Coordinación de la Investigación Científica y Técnica e Investigación y Desarrollo Tecnológico Industrial) entre 2008 y 2014. Ambos programas suponen el 60% del gasto consignado en los Presupuestos Generales del Estado. En esos siete ejercicios, las cuentas públicas habían previsto 26.306 millones de euros para esos dos programas y solo se han gastado 14.834 millones, un 56,3% del total. Dicho de otra manera que se han dejado sin gastar 11.472 millones de euros destinados a política científica.

La principal razón que justifica esta pobre ejecución es el brusco cambio de política a la hora de repartir los fondos públicos para la I+D. En 2009, el déficit público español se disparó al 11,2% y la senda de consolidación fiscal fijada desde ese año por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y continuada por el de Mariano Rajoy desde noviembre de 2011 prohibía cualquier gasto que computara como déficit. Las ayudas directas sí lo hacían, mientras que los créditos no. Desde ese ejercicio, los préstamos pasaron a representar el grueso del presupuesto para I+D, llegando en algunos ejercicios a representar el 60% de los fondos. La combinación de la mayor crisis económica de la historia reciente y el recorte masivo de fondos públicos dejó a muchos centros e investigadores con el único salvavidas de unos créditos que en la peor época de la crisis de deuda soberana obligaban al pago de un tipo de interés del 7%. Esa carestía, unida a la tradicional aversión de los investigadores, fue la que llevó a que el gasto ejecutado dentro de los dos grandes programas antes descritos fuera muy pobre, siempre por debajo del 65%. El suelo se tocó en 2012 en el que se consignaron 3.178 millones para los dos grandes programas y solo se gastaron 1.502 millones, un 47,2%.

El número de pymes que declara investigar bajó un 44% desde 2008

El año siguiente se inició una leve recuperación del dinero ejecutado, que pasó a ser el 50,6% del total, como consecuencia de la creación de créditos bonificados para la actividad investigadora, lo que llevó a una rebaja de seis puntos en el tipo medio de los préstamos. Los últimos datos de 2014, hechos públicos la pasada semana, reflejan que el dinero público asignado a esos dos programas cayó (de 3.499 a 3.477 millones de euros, un 0,7% menos) y que de esa última cifra tan solo se ejecutaron 1.725 millones, un 49,6% del total.

Federico Baeza, subdirector general de la Fundación Cotec, subraya que la escasa ejecución de los fondos para I+D se ha debido a dos factores. El primero es la costumbre de las empresas investigadoras a trabajar con subvenciones a fondo perdido. “En épocas de crisis, las compañías se pensaron más el recurso al endeudamiento”, puntualiza. El segundo se basa en el menor número de empresas que investigan. Los últimos datos, correspondientes a 2013, revelan que el número de empresas de entre 10 y 49 trabajadores que declaraba hacer I+D bajó un 44% desde 2008.

El último informe de la Confederación de Sociedades Científicas de España, elaborado por el catedrático de Economía Aplicada José Molero y el investigador del CSIC José de No, subraya que persisten dos temas críticos para la investigación y el colectivo investigador. “Son aquellos en los que el apoyo debe ser más continuado, porque los efectos se ven principalmente a largo plazo y también porque las variaciones y recortes tienen un efecto más demoledor”, apuntan. Así destaca que el Fondo Nacional esta en la mitad con respecto a 2010 y que la financiación de los Organismos Públicos de Investigación (OPIS) ha caído en 2.912 millones, de los que 1.150 corresponden al CSIC, el mayor centro de investigación de España.

La brecha con la zona euro toca máximos en doce años

El gasto destinado a actividades investigadoras, en relación al PIB, alcanzó un máximo histórico en 2011, con un 1,36% (14.185 millones en términos absolutos). Desde esa fecha inició un descenso durante dos ejercicios consecutivos hasta registrar en 2013, último dato disponible, un gasto del 1,24% del PIB (13.012 millones de euros). Todo lo contrario que lo sucedido en la gran mayoría de países desarrollados, en los que los fondos destinados a esas actividades crecieron, con menos intensidad que en anteriores ejercicios. Yun buen ejemplo se produjo en la zona euro, cuyo gasto medio en I+D fue del 1,97% en 2011 para posteriormente subir al 2,01% en 2012 y mantenerse en ese nivel en 2013. De este modo, la brecha entre el gasto de España y el de la zona euro se situó en 0,85 puntos, lo que supone el nivel más alto desde 2002.

Una diferencia que también se ha ampliado en el caso del empleo. Los últimos datos de Eurostat, correspondientes a 2013, revelan que hay 123.225 investigadores en España, la cifra más baja desde 2007. Si se analiza comparando con el conjunto de ocupados suponen el 0,88% del total frente al 1,22% de la zona euro. Una brecha de 34 décimas que es la mayor de la serie histórica iniciada en 2002.

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