La banca andorrana se juega su futuro en España y en su país
En esa tierra de nadie que suele ser el periodo que pasa desde las elecciones a la constitución de un nuevo Gobierno, es en la que Andorra ha sufrido el escándalo de blanqueo de capitales que sacude directamente a Banca Privada de Andorra y al resto del sector por efecto contagio, en un país en que la banca supone casi el 20% del motor económico.
Pese a haber intervenido la entidad, no será hasta hoy cuando se forme el Parlamento y designe oficialmente al jefe de un Gobierno cuya primera misión será dar una solución al caso BPA que contribuya además a restituir la imagen de la banca andorrana dentro y fuera de sus fronteras.
Aunque la reelección de Antoni Martí al frente del Gobierno, en los comicios del pasado 1 de marzo, ha ayudado a dar continuidad a unas instituciones que afrontan su mayor desafío en años, fuentes del sector financiero del Principado explican que Andorra ha tenido “las manos atadas” hasta ahora.
Mientras tanto, eso sí, el jefe de Gobierno, aún en funciones, ha mantenido encuentros con la banca, en manos de unas cuantas grandes familias, y los representantes de los principales partidos de la oposición para consensuar el texto de una legislación que regule la reestructuración y resolución de entidades financieras en Andorra.
Una normativa que, como usuario del euro, el país estaba obligado a transponer de la legislación europea pero que ha ido posponiendo hasta ahora, cuando la premura que impone el escándalo la convertirá en la primera ley que promulgue el nuevo Consell General (Parlamento).
El debate está en si liquidar BPA, como está previsto que ocurra con su filial española Banco Madrid, o iniciar un proceso de reestructuración de la misma que puede pasar por su venta, en bloque o por partes, a terceros.
La duda aquí es qué consecuencias tendrá el presunto lavado de dinero para redes internacionales del crimen que realizaba la entidad según la investigación abierta por el Tesoro de EE UU, que la pasada semana supervisaba la gestión de la crisis sobre el terreno. Fuentes financieras del país confían, sin embargo, en que el proceso concluya con una sanción asumible y resaltan el interés del negocio de BPA para entidades andorranas “o de fuera”.
Aun así, el gran desafío para la banca andorrana pasa por restablecer su imagen y convencer al conjunto del sistema financiero internacional de que el país ya dejó de manera efectiva de ser un paraíso fiscal y cumple con la normativa de transparencia.
La nueva legislación de reestructuración de entidades que se impulsará desde hoy será un paso definitivo en este objetivo, que debe aportar también un marco de confianza para sus filiales en el extranjero, hacia donde la banca andorrana ha dirigido su expansión.
La importancia de ofrecer esta seguridad no es menor. Andorra es un país de apenas 70.000 habitantes y aunque, según destacan sus bancos, recibe ocho millones de turistas anuales, la actividad nacional apenas supone ya una cuarta parte del negocio de Andbank, la mayor de las cinco entidades del país.
La banca andorrana, por la conexión que supone Banco Madrid, se ha visto especialmente afectada en España, donde la banca andorrana cuenta con unos 66.000 clientes entre la filial de BPA, Andbank y Banco Alcalá (Credit Andorrá.
“Es indignante que nuestros competidores españoles llamen a nuestros clientes metiéndoles miedo, diciendo que también nos van a intervenir solo porque somos de Andorra”, clama un alto ejecutivo de una de estas entidades resumiendo lo que denuncian varias de ellas, centradas estos días en tranquilizar y retener a su clientela. El escándalo ha retrasado además la autorización definitiva para que Morabank, el otro gran banco andorrano, desembarque en España con la compra de Tressis.