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Columna
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Los desafíos de un mundo nuevo

Siguen llegando buenas noticias de Europa. Bruselas elevó las previsiones de crecimiento el mes pasado. Los datos más recientes muestran que la confianza del consumidor está en máximos de varios años, las ventas minoristas de Alemania suben, Reino Unido crece y el desempleo de la zona euro cae –aunque todavía llega a un doloroso 11,2%–. Tras años de decepciones, políticos e inversores tienen que adaptarse a un mundo mejor.

Una vez que el Viejo Continente ha pasado lo peor, los europeístas pueden sentir cierta satisfacción. Una mezcla de reformas, austeridad fiscal moderada y un hablador Banco Central Europeo parece haber sido lo suficientemente eficaz como para protegerse del estancamiento interminable.

Para el BCE los tiempos mejores plantean un problema. Incluso si la inflación se mantiene muy por debajo de su objetivo de alrededor del 2% por un tiempo, podría evitar el escenario desastroso de una deflación que llevara a pérdidas en préstamos y a una contracción del crédito.

Una vez que el Viejo Continente ha pasado lo peor, los europeístas pueden sentir cierta satisfacción

Para los políticos que están en el poder, la vida será más fácil. La tendencia económica podría ayudar al Partido Conservador británico en las próximas elecciones y debilitar a los partidos nuevos en España e Italia. También podría facilitar las negociaciones entre Grecia y sus acreedores.

Sin duda, podría haber sorpresas. El dividendo económico de los descensos en el precio del petróleo y el euro, dos grandes refuerzos, pronto se desvanecerán. Las reformas financieras y estructurales pueden haber sido poco profundas como para crear una recuperación autosostenida. Y siempre hay riesgos políticos, por no hablar de la continua fricción de los desequilibrios comerciales y las deudas excesivas.

Aun así, los inversores harían bien en prepararse para un resultado más optimista. Años de política monetaria ultra fácil pueden haber complicado algunas relaciones. De hecho, si un fuerte crecimiento reduce la necesidad de nueva financiación gubernamental e incluso un breve programa de expansión cuantitativa reduce la oferta, los precios de mercado podrían seguir subiendo. Así que puede que la rentabilidad negativa dure algo más.

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