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Columna
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La prisa de las ‘telecos’ francesas

Patrick Drahi tiene prisa. El magnate de las telecomunicaciones ha persuadido a su colega el multimillonario francés Vicente Bolloré para vender la participación del 20% restante de Vivendi en Numericable-SFR por 3.900 millones de euros. El acuerdo se produce tan solo tres meses después de que Numericable, entonces propiedad de Drahi, comprara SFR tras una reñida subasta.

La transacción está estructurada como media recompra de acciones de Numericable-SFR y media compra por parte de Altice, empresa de la matriz holandesa de Drahi. El precio de 40 euros por acción representa un decente 8,5 veces el Ebitda de 2015, según las previsiones de los analistas de Citi. Pero es un 38,5% de descuento con respecto al cierre del viernes.

La justificación de Drahi es clara. Él quiere sacar provecho de la nueva afición de Europa por dejar que los mercados móviles se consoliden con entre cuatro y tres jugadores y quiere comprar Bouygues Telecom del grupo homónimo de Martin Bouygues. Eso costaría quizás 8.500 millones de euros. Con Vivendi fuera, Drahi tiene menos accionistas que convencer. Y Numericable mantendría más sinergias con cualquier acuerdo.

Pero, ¿por qué está Vivendi, presidido por Bolloré, dispuesto a negociar? Se puede citar el efectivo, la certeza, y una rápida salida de un holding sin liquidez que estaba bloqueado hasta noviembre de 2015. El acuerdo original de SFR preveía una adquisición escalonada por parte de Drahi.

Hay tres maneras de leer entre líneas. En primer lugar, Vivendi puede encontrarse con obstáculos regulatorios mucho más duros para un acuerdo Bouygues-Numericable de lo que supone para Altice. En segundo lugar, tal vez Vivendi considera que las acciones de Numericable y SFR están sobrecalentadas. La tercera lectura debería preocupar a los inversores de Vivendi. La dirección promete prudencia y concentración. Pero el afán de vender ahora sugiere que Vivendi podría estar planeando algunas adquisiciones de alto precio.

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