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Columna
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Lloyds levanta la cabeza

La última vez que Lloyds Banking Group pagó un dividendo, Gordon Brown era el primer ministro británico, Lehman Brothers aún existía, y “banquero” todavía no se había convertido en un insulto. Por tanto, el hecho de que el banco del Reino Unido reparta su primer pago a los accionistas desde agosto de 2008 es un hito alentador. Pero en términos de valoración, este dividendo es más importante.

En cierto sentido, el dividendo de 2014 está más relacionado con la existencia que con el tamaño. Eso significa que la Autoridad de Regulación Prudencial que supervisa los bancos británicos se siente cómoda con la rentabilidad de Lloyds. Así debería ser. Aunque el banco solo logró un aprobado raspado en los test de estrés de Reino Unido de diciembre, esa evaluación debe ser tenida en cuenta en el marco de su planificación para el peor de los casos. Las cifras muestran que el margen de interés neto del grupo –la diferencia entre el interés que recibe y paga– ha subido 33 puntos básicos a 245 puntos básicos en un año, y debería ser de 255 puntos básicos en el año 2015. La rentabilidad sobre fondos propios ronda el 14%.

Aun así, Lloyds es conservador –un dividendo para todo el año de 0,75 peniques por acción representa apenas una proporción de pago del 10% de sus ganancias subyacentes por acción de 8 peniques–. La rentabilidad real sobre fondos propios sigue siendo solo de un 3% y, aunque el core Tier 1 de Lloyds en el 12,8% es sólido, las necesidades mundiales de capital podrían aumentar.

El factor clave de la valoración de Lloyds es si puede permitirse el lujo de distribuir más del 50% de los ingresos, como ha dado a entender.

Las incertidumbres regulatorias y la revisión de la competencia del Reino Unido dan una pausa para la reflexión. El hecho de que el banco sigue siendo en un 23,9% propiedad del Estado es relevante dadas las elecciones de mayo en Reino Unido. Pero hay un atractivo potencial de subida para los inversores que tienden a ser alcistas.

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