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Tribuna
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Los hijos de Hércules

Hércules, el héroe de la mitología griega, en una de sus innumerables hazañas, consiguió matar a la Hidra de Lerna. La hidra era un descomunal monstruo acuático con forma de serpiente que tenía tres cabezas. Este gigantesco reptil tenía la virtud de regenerar dos cabezas nuevas cada vez que le cortaban una. Así que, bien pensado, no lo debió tener nada fácil nuestro héroe para terminar con semejante criatura.

Hoy, algunos de los descendientes de Hércules parece que están empeñados en acabar con su particular hidra de tres cabezas: la troika (el triunvirato compuesto por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). Independientemente de quién gobierna ahora en Grecia y de quién lo ha hecho en el pasado, las penurias por las que está pasando gran parte del pueblo griego provocan una profunda desazón. Aunque pueda parecer que Grecia está muy lejos y que nada tiene que ver con nosotros, no olvidemos que los griegos han sido cuna de nuestra democracia, filosofía, arquitectura, ciencia matemática, mitología y acontecimientos deportivos.

¿Cómo han llegado a esta situación? ¿Por qué no se han puesto soluciones antes? A lo largo de todos estos años de profunda crisis económica y social, he leído y escuchado innumerables y repetitivas soluciones que debe adoptar la Unión Europea para salir del profundo hoyo en el que está metida.

Son opiniones extraídas de analistas de inversión; premios nobel de economía; reputados periodistas; grandes pensadores; asociaciones sin intereses partidistas. Aquí tienen una serie de reflexiones que plantean y que consideran qué medidas se tienen que adoptar para poner un cortafuegos al problema griego y que no se extienda sin remedio por toda la Unión Europea:

Si gran parte de la deuda que emitimos sirve para mantener a un Estado hipertrofiado y no para políticas de crecimiento que cambien el modelo productivo de un país para hacerlo más eficiente y competitivo, ¿por qué algunos proponen como solución más de lo mismo?

Si gran parte de la actividad económica reciente se ha basado en el endeudamiento, y más concretamente en proyectos faraónicos del sector inmobiliario, no se puede volver a creer que el ladrillo es la solución. Los países no pueden permitirse el lujo de que sus jóvenes talentos emigren por falta de oportunidades a otros países y sean ellos los que se beneficien de todos los recursos que hemos empleado en su formación. ¿De verdad alguien se cree el cuento de que todos ellos vuelven a casa por Navidad como en el anuncio de los turrones?

¿Tenemos tiempo o ya es tarde, visto lo que está ocurriendo en Grecia? No tengo la respuesta, pero sí sé que Europa tiene que darse cuenta de inmediato que es tiempo de más unión y menos segregación…

Y aunque no quiero desanimarme pensando en todo lo que no se ha hecho y lo mucho que queda aún por hacer… ¿Saben que les digo?

A veces, me da por pensar que Hércules lo tuvo más fácil con la Hidra de Lerna. Aunque como siempre he creído que la esperanza es lo último que se pierde y nunca te la pueden arrebatar, espero que algún día la Unión Europea haga caso a una de las soluciones que nos da Warren Buffett, el inversor bursátil más famoso de la historia, al que se le conoce con el apodo del Oráculo de Omaha: “Si estás dentro de un hoyo, deja de cavar porque cuanto más caves y profundo hagas el agujero más difícil será que puedas luego salir de él”.

Ángel Martín Unzué Indave es profesor de Bolsa y mercados financieros.

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