Más allá de una cuestión de tiempo
La primera ronda de conversaciones entre el nuevo Gobierno griego con las autoridades europeas (no confundir con la troika), incluidos algunos Gobiernos, ha finalizado con un cierto sabor agridulce: hay disposición por ambas partes para alcanzar acuerdos, pero nada más que disposición. De hecho, las diferencias son tan grandes que hasta un portavoz del Gobierno norteamericano ha pedido a las autoridades griegas que cumplan con sus obligaciones.
El problema es que el nuevo Gobierno griego no reconoce las obligaciones asumidas por el anterior. Es más: también cuestiona la existencia de obligaciones por pertenecer al euro, pese a mantenerse firme en la defensa de la pertenencia de Grecia en la Unión Monetaria. Por el momento, pide tiempo (nueva asistencia financiera incluida) para hacer una propuesta a sus acreedores (80% oficiales) que haga viable un acuerdo. El ministro de Finanzas alemán ha sido el más firme al recordar que no se pueden hacer promesas electorales que deben asumir terceros. Por cierto, terceros países con Gobiernos que también deben dar cuentas de sus decisiones a sus electores.
Al final, no es una cuestión de tiempo que aproxime por si solo ambas posiciones. Y es que lo que se discute ahora incluso va más allá de aumentar la flexibilidad y capacidad de pago de la deuda griega, algo que las autoridades griegas han presentado como caballo de batalla en las primeras discusiones. Podríamos decir más bien que lo que se discute es la propia filosofía implícita en la Unión Monetaria: hacerla sostenible en el tiempo. ¿Cómo se puede pedir una “Unión de transferencias” sin integración fiscal y política? Conceptos como el de soberanía nacional y democrática han sido utilizados habitualmente por las nuevas autoridades griegas en sus manifestaciones a los medios. Pero podrían también ser utilizados por sus interlocutores para rechazar lo que se les pide. De hecho, probablemente esto lo veremos en un futuro no muy lejano.
¿Quiere decir esto que es inviable un acuerdo? En absoluto. Al final, las crisis en el terreno político se resuelven más fácilmente que las crisis financieras. Es cuestión de ser flexible, de forma que ambas partes pierdan y todos ganemos. Pero, como dije antes, el riesgo asumido por las autoridades europeas es enorme ante la posibilidad de un acuerdo que prime sobre todo la estabilidad financiera de la zona. No solo en términos de crear precedentes que al final cuestionen el objetivo último de convertir al euro en una zona monetaria óptima como los derivados de cambios políticos en los países que cuestionen acuerdos alcanzados previamente. Todo esto nos lleva a esperar que la negociación será compleja y larga. Y con el nuevo Gobierno griego flexibilizando bastante su posición inicial.
Me refiero a la necesidad de seguir implementando reformas estructurales, revirtiendo algunos anuncios que hemos escuchado en los últimos días. También seguirán siendo monitorizados, aunque ahora ya no está claro el mecanismo elegido para ello. Y es evidente que habrá continuidad con el ajuste fiscal. ¿Qué recibirá a cambio de todo esto? Liquidez, flexibilidad en el pago de la deuda (y del cumplimiento de las metas fiscales a corto plazo) y respaldo político europeo frente a un electorado griego que sigue apoyando la pertenencia al euro en más del 70%. ¿Que ven imposible todo esto tras lo escuchado en los últimos días? Recuerden las tres cualidades que se asignan a un político: pasión, sentimiento de la responsabilidad y mesura.
Pero, mientras se discute sobre todo esto, el BCE seguirá siendo el principal protagonista para mantener al país financiado. La ELA es un mecanismo que por definición debe ser para emergencias, de corto plazo y para entidades solventes. Cuanto más se aplace el acuerdo, más riesgo de que las tres condiciones anteriores no se cumplan. Y esto conlleva el peligro de que el BCE, al fin y al cabo técnico y no político, ponga limitaciones en el suministro de liquidez si el impasse en la negociación se prolonga demasiado. Probablemente de esto también se hablará en la reunión especial del Eurogrupo del miércoles centrada en Grecia. El resto de los grandes temas a discusión se tratarán en la cumbre de jefes de Estado del jueves. Como ven, comenzamos una semana muy política en Europa.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.