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La ruptura de la negociación parece poco probable

Grecia se juega con el BCE el primer órdago de este mes

El primer ministro griego, Alexis Tsipras (dcha), mantiene una reunión con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (izq).
El primer ministro griego, Alexis Tsipras (dcha), mantiene una reunión con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (izq).PETROS GIANNACOURIS (EFE)

El escenario es muy parecido al que viene repitiéndose desde que estalló la crisis de deuda en 2010. Pero los actores han cambiado, con la presencia en Atenas de un Gobierno de Syriza (coalición de izquierdas) dispuesto a romper con el modelo de gestión de la crisis seguido durante los últimos cinco años.

La ruptura entre ambas partes parece poco probable, por ahora. Pero podría producirse si el Ejecutivo de Alexis Tsipras calcula mal la paciencia y la flexibilidad de sus socios, en particular, del Gobierno de Berlín. En ese caso, la eurozona acusaría ciertas turbulencias pero para Grecia sería una hecatombe económica y para el primer ministro griego, Alexis Tsipras, podría suponer el final prematuro de su fulgurante carrera política.

La primera prueba de fuego en ese duelo llegará con toda probabilidad este miércoles, con la reunión en Fráncfort del consejo de gobierno del Banco Central Europeo. Se espera que el BCE se pronuncie en esa reunión sobre las líneas de liquidez de emergencia (ELA, según sus siglas en inglés) con que el Banco de Grecia puede sostener a las entidades financieras del país en caso de retirada masiva de fondos.

Las normas permiten al BCE cortar esas líneas si al menos dos tercios de los miembros del consejo de gobierno consideran que son contraproducentes para el conjunto del eurosistema. El BCE también puede fijar un límite a la asistencia que el Banco de Grecia podrá dar a los bancos.

Draghi decidirá el miércoles si autoriza líneas de crédito de emergencia para la banca griega

En la práctica, si el BCE cierra ese grifo de liquidez podría condenar a la quiebra a alguna entidad u obligar a Atenas a rescatarlas, una factura que difícilmente podría cubrir el Tesoro griego sin ayuda exterior.

No parece probable que el BCE vaya a utilizar esta medida tan drástica. Pero la reunión de Fráncfort, a la que asistirá el gobernador del Banco de Grecia nombrado por el Gobierno griego anterior, permitirá al BCE recordar a Atenas que periódicamente necesitará su visto bueno para mantener el sector financiero del país en pie.

Antes de esa cita del miércoles, tanto Alexis Tsipras como su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, se embarcarán en un periplo por las capitales europeas para intentar demostrar el compromiso con la zona euro y su disposición a respetar todos, o casi todos, los compromisos adquiridos.

La linea roja de Grecia parece ser su negativa a prolongar el Memorándum, un memorial de recortes y reformas que rige la economía de Grecia desde 2010 bajo la supervisión de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

Tsipras quiere una nueva relación contractual con la zona euro, en la que se suavice el Memorándum y en la que los elementos extraños a la supervisión macroeconómica de la zona euro, como el BCE y el FMI, salgan de la troika.

Frente a esa posición, la zona euro también ha trazado su línea roja de negociación, que pasa por no condonar ni un euro de la deuda de Grecia con el fondo de rescate de la zona euro (141.800 millones) ni con las capitales de cada país (52.900 millones en total, 6.650 de ellos adeudados a España).

Entre esas dos líneas rojas, el primer ministro griego buscará apoyos esta semana en Roma y en París, además de reunirse en Bruselas con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

Tsipras no tiene prevista, de momento, ninguna visita a Berlín. Pero el 12 de febrero, como tarde, tendrá que encararse con la canciller alemana, Angela Merkel, en la cumbre europea en Bruselas. Esa cita puede despejar el futuro de Grecia o provocar un choque de consecuencias irreparables entre Tsipras y Merkel.

En principio, Grecia puede aguantar sin necesidad de rescate, porque no tiene grandes vencimientos de deuda hasta julio y agosto, ambos con el BCE y de 3.300 millones de euros cada uno.

Hasta entonces podría negociarse alguna fórmula alternativa que, a juzgar por las reivindicaciones de Atenas y las concesiones que podría hacer Berlín, pasaría por rebajar a la mitad el esfuerzo presupuestario (superávit del 4,5%) que se exige a Atenas; prolongar los plazos de reembolso de los préstamos y supeditar la amortización a determinados niveles de crecimiento económico. Lo que parece imposible es que Grecia se libre del FMI, porque le debe 25.000 millones de euros. Con o sin troika, el Fondo seguirá muy encima de Tsipras y Varoufakis.

EE UU y la UE retoman su acuerdo comercial

La UE y EE UU retoman esta semana en Bruselas las negociaciones del llamado TTIP, siglas en inglés del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión. A partir de hoy y hasta el viernes, la octava ronda de contactos intenta evitar que el proyecto, calificado como el mayor acuerdo comercial de la historia, caiga víctima de los cambios políticos a uno y otro lado del Atlántico o de las campañas en contra, sobre todo en Europa. Por si acaso, los negociadores han dejado fuera de la mesa los polémicos tribunales de arbitraje, una cláusula que permitiría a empresas e inversores litigar contra los Estados al margen de la jurisdicción local.

La ronda de esta semana es la primera que se celebra bajo la dirección de la nueva comisaria de Comercio, Cecilia Malmström (en la foto). La comisaria ha desplegado un ejercicio de transparencia sin precedentes en este tipo de acuerdos, hasta el punto de publicar documentos que hasta hace poco se clasificaban como confidenciales aduciendo que podían dañar la negociación. Aun así, muchas organizaciones no gubernamentales reclaman más detalles y acusan a las dos partes de escamotear información sensible a opinión pública.

A pesar de estas dificultades, el departamento de Malmström espera que esta ronda y otras dos antes del verano aceleren el proceso, aunque ya hay pocas esperanzas de cerrar el acuerdo con el actual presidente de EE UU, Barack Obama, que deja la Casa Blanca en 2016.

Joe Biden recluta apoyos contra putin

El vicepresidente de EE UU, Joe Biden, vuelve esta semana a Bruselas, la ciudad que calificó en 2010 como “capital del mundo libre”. Biden, entre otros asuntos, busca esta vez en Europa (tiene previsto también visitar Alemania) apoyos para endurecer la campaña de aislamiento comercial y diplomático contra Rusia por el conflicto sobre Ucrania. Biden se reunirá el viernes con el nuevo presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, firme partidario de la línea más dura contra el Gobierno de Vladimir Putin. Bruselas prepara ya una ampliación de la lista negra de personalidades rusas y ucranianas a las que embargará las cuentas e impedirá entrar en la UE.

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