España atraca en el siguiente puerto económico
La situación económica española no puede ser más diferente a la que se vivía hace un año. De la incertidumbre se ha pasado a la confianza y, con ella, los inversores extranjeros se han lanzado sobre los activos nacionales y las empresas domésticas han imprimido actividad a sus negocios. España es la economía que goza hoy de las mejores perspectivas de la eurozona, según se encargan de ratificar los organismos internacionales y entidades como Deutsche Bank, JP Morgan o Saxo Bank, gracias al proceso de ajuste del sector privado. El Fondo Monetario Internacional acaba de revisar sus previsiones de crecimiento del PIB para 2014 y 2015, duplicándolas para el año que acaba de cerrarse (el PIB aumentará un 1,2%) y elevándolas seis décimas para el presente ejercicio, hasta el 1,6%, respecto a sus pronósticos del pasado enero.
Y no es la única institución que ha cambiado sus expectativas, a medida que iba transcurriendo el ejercicio y el déficit corregía 11 puntos del PIB, es decir, de la diferencia entre ahorro e inversión resultaba un superávit de seis puntos, explica Juan José Toribio, profesor emérito de Economía de IESE Business School y presidente del Centro Internacional de Investigación Financiera (CIIF), han ido mejorando las expectativas para 2015 y han dado por buenas las estimaciones del Gobierno que meses antes se calificaban de ilusorias. Las opiniones recogidas por el panel de Funcas (Fundación de las Cajas de Ahorros) sitúan el crecimiento del PIB en una media del 2,1%, “que este año, a diferencia de años anteriores, estará determinado por un mayor impulso de la demanda nacional en lugar de la exterior, como hasta ahora”, asegura.
El gran ajuste protagonizado por las familias, la caída de los salarios reales y la subida de la productividad han proporcionado a la economía española una fuerte mejora de la competitividad, incide Toribio, no exenta, eso sí, de un importante coste social. “Ahora tenemos que recoger los frutos de las reformas que se han puesto en marcha”, añade el profesor, aunque considera que es muy pronto para que los ciudadanos empiecen a recuperar los salarios perdidos.
DESPEGA LA DEMANDA
Para Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, “la misma inercia que se está viendo en la economía, que da un impulso, debería llevar al PIB a crecer entre el 2% y el 2,5% en 2015”. Y esta tendencia, que Cardoso descarta denominar optimismo, viene determinada por los cambios que ha experimentado la demanda interna, el consumo, que “pasa por la menor incertidumbre laboral y la mayor riqueza financiera e inmobiliaria de las familias, algo que se traduce en que dejen de posponer sus decisiones de compra”.
El economista de BBVA cree que el crecimiento bastante constante y sostenido de la inversión en bienes de equipo, que ha sido del 23% desde 2012, en lugar de casi el 9% registrado en la UE en este periodo, hace que España marque la diferencia en el Viejo Continente, “ya que el comportamiento tan positivo de este indicador adelanta incrementos en la producción”, agrega.
El ajuste de las familias, la caída de los salarios y la subida de productividad permiten que el país gane competitividad y se sitúe entre los que gozan de mejores perspectivas de Europa
“Después de cinco trimestres de crecimiento y seis descensos en la tasa de paro, podemos decir que la economía española ha dejado atrás la recesión. Y se ha situado a la cabeza de Europa en términos de crecimiento”, sostiene el departamento de análisis de Bankinter en su último informe.
“Ya se ha dado un desacoplamiento entre lo que sucede en España y en el resto de Europa. La riqueza nacional crece al 3% en tasa anualizada, en tanto que la europea lo hace al 1%. Además, España es un país donde no existen problemas de capital y de tipos de interés y es por ello donde más deberían impactar las políticas del Banco Central Europeo (BCE), aprobadas el pasado jueves. Si la economía continúa como se espera, puede dar espacio al Gobierno para rebajar los tipos impositivos y cumplir los objetivos de déficit. Sin embargo, otros países de la eurozona no han hecho los deberes”, apoya Cardoso.
La inyección de dinero que protagonizará el BCE a partir del mes de marzo en Europa, “que nos lleva a rebajar y aplanar las curvas de los tipos de interés, lo que favorecerá las condiciones de financiación del sector público”, según La Caixa Research; ha eliminado, a juicio del profesor emérito de ESADE Business School y catedrático de Finanzas, Robert Tornabell, uno de los mayores riesgos que pesaban sobre España. El programa de compra de activos superior a un billón de euros impulsará a las debilitadas economías continentales, que son los clientes de la mitad de las exportaciones españolas, y alejará el fantasma de la deflación que planeaba en torno a ellas.
ELECCIONES GRIEGAS
Queda por ver lo que sucede este domingo en las elecciones generales griegas. “Hay un riesgo si gana los comicios el partido radical de izquierdas Syriza que, aunque promete no salirse del euro, nadie lo puede asegurar. Puede alentar el populismo en Europa. Y no sería positivo el contagio que podría transmitir a España a través de Podemos, que es su espejo”, continúa Robert Tornabell.
Porque no olvidemos que 2015 es un año repleto de citas electorales, que podrían modificar el curso de la recuperación económica española. Es más, según Toribio, actualmente es la mayor incertidumbre que detectan los inversores extranjeros, “que preguntan más por política, especialmente por Podemos y la situación catalana, que por la economía. Aunque no veo una gran alarma porque estamos en la eurozona y España es una de sus grandes economías. No tienen tantas alternativas de inversión”, sostiene.
Deutsche Bank, sin embargo, sí que cree que las elecciones municipales del próximo mes de marzo y las generales de noviembre “pueden generar volatilidad en la fuerte recuperación de la economía, la de mayor crecimiento de las cuatro grandes europeas gracias a las importantes reformas estructurales que ha acometido”, según recoge en su reciente informe Perspectivas financieras 2015. Algo en lo que también incide el Self Bank: “El auge de Podemos, las amenazas independentistas de Cataluña... son algunos de los temas que pueden frenar las ganas del inversor extranjero a la hora de entrar en nuestro mercado”, así como elevar la prima de riesgo y alentar la fuga de capitales, advierte el banco digital.
Por su parte, la entidad financiera germana recomienda que, dada la dependencia nacional del entorno externo, fundamentalmente del impulso de la actividad en Europa, nuestro país debe continuar con las reformas estructurales. “No se puede caer en la complacencia”, previene.
Porque, aunque España haya reducido la deuda del sector privado y haya ganado competitividad, y ahora sea la demanda interna el motor de su crecimiento gracias a la caída del desempleo y a la estabilización de los precios inmobiliarios, sigue estando al albur de lo que ocurra en el resto del mundo.
BAJA LA FACTURA
Otro de los riesgos que pueden afectar al crecimiento nacional es la evolución de los precios del petróleo, ahora en mínimos históricos, según Robert Tornabell. “Si el crudo continúa en los entornos actuales, en unos 50 dólares por barril, añadiremos medio punto o tres cuartos de punto al crecimiento de PIB. Nos abarata la factura energética y mantiene la mejora de nuestra balanza comercial. Pero es difícil que los precios del petróleo sigan en niveles tan bajos durante todo el año, dado que en Estados Unidos ya se están produciendo quiebras de empresas de fracking y las grandes compañías petroleras están dejando de invertir en nuevos proyectos”.
Mientras se desarrollan los acontecimientos, lo cierto es que un petróleo en mínimos (ha caído cerca del 50% en el último año) y un euro debilitado favorecen a las exportaciones españolas, cuya evolución está en duda por la debilidad de la UE y el menor tirón de Latinoamérica. “Habrá dificultades este año, pero la depreciación del euro nos puede ayudar a que las ventas en el exterior aumenten un 5% como en 2014”, vaticina Toribio. Gracias a ambas depreciaciones las empresas no tendrán que echar mano de la reducción de costes o del aumento de la productividad de los empleados, coincide Miguel Cardoso.
En 2015 veremos cómo la construcción tira por primera vez en esta crisis, alentada por la obra pública, que previsiblemente se derivará del año electoral que atravesamos. El sector crecerá en torno al 2%, según el profesor de IESE, que prevé que la inversión aumente un 4% y el consumo privado, alrededor de un 2,5%. “El consumo público, que ha tenido incrementos cero o negativos en los últimos años, también subirá de cara a las elecciones”, añade Toribio.
Todos estos comportamientos positivos de las variables económicas impactarán en una mejora de la inversión y del empleo, según el economista de BBVA. Porque el hecho de que España duplique la tasa de paro de la Unión Europea es un claro lastre. “El empleo seguirá siendo el talón de Aquiles de la economía. Aunque también hay previsiones de mejora, el desempleo sigue estando en niveles muy altos y sin visos de recortes rápidos a corto plazo”, pronostica Self Bank. Es más, el sindicato UGT decía el pasado jueves, tras la presentación de los datos oficiales del mercado laboral en 2014, que se necesitarían 2,5 millones de puestos de trabajo nuevos y reducir el paro en 2,2 millones de personas para volver a los niveles de 2008.
CAMBIO DE DIRECCIÓN
En definitiva, en el año que acaba de comenzar ha cambiado el sentido del ciclo económico, asegura Juan José Toribio, reconociendo, eso sí, que España ha perdido ocho años durante la presente crisis. “Estamos como en 2006, con siete puntos menos de PIB. Pero, en la medida en que aumente la demanda interna, el bienestar social será mayor porque siempre se aprecia más una mejora del consumo doméstico que de las exportaciones”, explica.
Hay que tener en cuenta, de cualquier forma que, pese a que “la economía española ha dejado atrás la recesión y, poco a poco, también la crisis. El escenario que se plantea de cara a los próximos años no permite vislumbrar una rápida aceleración del crecimiento, por lo que tendremos que conformarnos con tasas cercanas al 2%, inferiores a las del ciclo expansivo anterior [fueron del 3,5% de media entre 2003 y 2007].
Esto, a menos que se vayan salvando los lastres de nuestra economía: abultada deuda, alto desempleo, salarios estancados, etcétera”, sentencia el departamento de análisis de Bankinter en su reciente informe. Es decir, la economía española engorda, pero no se pueden lanzar las campanas al vuelo todavía. Quedan muchos años por recuperar para los españoles
El lastre del paro
“La única variable conflictiva” para la economía española en 2015, según Bankinter, “será el empleo. La creación de puestos de trabajo seguirá siendo insuficiente a corto plazo”. Aunque, a su juicio, el mercado laboral podrá dinamizarse más rápidamente que en otros países europeos, dadas las medidas adoptadas por el Gobierno, el hecho de que permita compaginar la percepción del subsidio del paro con el salario de un empleo.
Aunque la encuesta de población activa (EPA) conocida esta semana haya elevado la ocupación en casi 434.000 personas y rebajado el paro en cerca de 478.000 durante 2014, la tasa de desempleo se mantiene en niveles insostenibles del 23,7%. Y el 60% de los parados lo son de larga duración, lo que dificulta mucho más su reinserción laboral. El profesor Robert Tornabell, de ESADE, echa en falta políticas activas de empleo que luchen contra el desempleo de larga duración. También que el crédito no llegue a las pymes “porque son ellas las que generan puestos de trabajo”.
“Creo que a un año vista es bastante probable que se cumplan las expectativas del Gobierno y se creen más de 600.000 puestos de trabajo”, reconoce Juan José Dolado, profesor de Economía del European University de Florencia, quien afirma, no obstante, que pese a las alabanzas de los organismos internacionales, la dualidad del mercado laboral en España no se ha corregido nada.