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Columna
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La carrera de Italia contra la crisis

Matteo Renzi ha logrado más en 11 meses de lo que los escépticos pensaban. Pero la débil posición parlamentaria del primer ministro italiano le está frenando. La elección del sucesor del presidente saliente, Giorgio Napolitano, y otro año de bajo crecimiento podrían poner en duda la capacidad de Renzi para poner fin a la larga crisis de Italia.

Tras haberse hecho con el poder en una especie de golpe de estado en febrero, Renzi ha cumplido algunas pero no todas sus promesas. Para ser justos, está en una posición débil, con una estrecha mayoría parlamentaria y enemigos en su propio partido de centro-izquierda. Su reforma laboral reduce el coste de los despidos, con el objetivo de hacer más atractiva la contratación. Su política fiscal ha sido menos impresionante, apoyándose en regalos fiscales sin recortes de gastos equivalentes. Además, ha empleado mucho tiempo intentando llegar a una reforma del sistema electoral, un paso necesario antes de que pueda aplicar su programa en su totalidad.

Salvo en caso de que se produzca una importante crisis griega, la economía podría dar a Renzi un respiro en 2015. Italia se beneficiaría del programa de compra de bonos del Banco Central Europeo que podría ponerse en marcha este mes o el próximo. Un euro más débil hace que las exportaciones italianas sean más competitivas. Y el menor precio del petróleo impulsará la economía. Por ahora, la Comisión Europea espera que Italia crezca un 0,6% el próximo año, una ligera mejora.

Salvo en caso de que se produzca una importante crisis griega, la economía podría dar a Renzi un respiro en 2015

Si el parlamento aprueba finalmente las reformas de Renzi del sistema, podría incluso pasar a la ofensiva. Podría buscar un mandato para hacer reformas más significativas convocando elecciones a finales de 2015 o principios de 2016.

Pero en los últimos meses la Liga Norte, el partido regionalista anti-euro, ha resurgido. Y la elección del próximo presidente en el parlamento podría ser un obstáculo si los opositores de Renzi la utilizan para mostrar su frustración .

Eso socavaría la autoridad del primer ministro y podría en peligro su reforma. Otro año de medidas incompletas y crecimiento frágil dejaría por los suelos su pretensión de reformar Italia. Entonces los italianos podrían empezar a buscar opciones más radicales.

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