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Columna
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Las envejecidas reformas alemanas

El apetito de Alemania por una reforma estructural radical está envejeciendo más rápido que su población. Hace una década la arrolladora reforma del mercado de trabajo –las llamadas reformas Hartz– sacó al país del letargo económico y recortó el hinchado estado del bienestar. También inauguró una era de complacencia e inactividad política que ahora socava las perspectivas de Alemania.

La principal lección que los políticos sacaron de la reforma de 2005 fue que resultó tóxica para su principal defensor, el entonces canciller Gerhard Schöeder, que perdió su trabajo a favor de Angela Merkel en septiembre de ese año.

La piedra angular de las reformas Hartz fue la revisión de las prestaciones por desempleo a largo plazom que hace que los trabajos peor remunerados sean más atractivos.

La muerte política de Schröeder enseñó a Merkel a evitar la controversia política y las reformas arriesgadas

En la última década, el número de ocupados ha aumentado un 9%, a un récord histórico de 43 millones. El desempleo entre tanto se ha reducido en un 40%, a 2,9 millones. Sin embargo, hay razones para creer que la contribución específica de las reformas Hartz está sobrevalorada. Los años de moderación salarial antes de 2005 tuvieron un peso importante, así como las reformas del sistema de fijación de salarios de Alemania que otorga mayor autonomía a las empresas. Por supuesto, la fuerte demanda mundial de productos de ingeniería, una fortaleza tradicional de la industria alemana, también ayudó.

La muerte política de Schröeder ha enseñado a Angela Merkel a evitar la controversia política y las reformas arriesgadas. Mientras sermoneaba al resto de Europa sobre la necesidad de cambio, ella los ha rechazado en casa.

Su coalición de gobierno incluso ha recuperado algunas de las reformas anteriores. Se han creado nuevos incentivos para la jubilación anticipada para algunos trabajadores, poniendo una carga financiera adicional sobre el sistema de pensiones y agravando la escasez cada vez mayor de trabajadores cualificados. Un énfasis excesivo en los presupuestos equilibrados está perjudicando la inversión pública. El complejo código tributario y un sector servicios altamente regulado también afecta a la economía. En algún momento, todas estas debilidades empezarán a pesar.

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