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Tribuna
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Otros tiempos, otros consumidores

Transcurría el año 958 cuando el médico andalusí Albucasis, nacido en las proximidades de Córdoba y considerado uno de los padres de la cirugía moderna, recibió del califa Abderramán III un importante cometido: ayudar a adelgazar al rey Sancho I el Craso, que acababa de ser depuesto como rey de León a consecuencia de la obesidad mórbida que padecía. Albucasis, junto al médico judío Hasday ibn Saprut, aplicó a Sancho un tratamiento dietético que lo convirtió en el esbelto caballero que, dos años más tarde, reconquistó el reino de León.

Por aquel entonces, Al-Ándalus era un foco intelectual y Córdoba máximo exponente y enclave gastronómico de primer orden. El uso intensivo de verduras, legumbres y especias en la elaboración de los platos cambió los hábitos alimenticios de la Hispania romanogoda y posicionó la gastronomía andalusí como la principal referencia para el mundo islámico, por encima de la persa y la bizantina.

En la actualidad, áun conservamos el potencial de este gran legado, ¿por qué no explotarlo? Nuestro país cuenta con los elementos necesarios para configurar un hub de alimentación halal en torno al triángulo dibujado entre las ciudades de Córdoba, Málaga y Granada. Disponemos de un tejido agroalimentario dinámico; productos de calidad; excelentes infraestructuras; una marca reputada y fácilmente reconocible (Al-Ándalus); una institución que adjudica las certificaciones halal (Instituto Halal, Córdoba) y tres urbes con fuertes lazos culturales y económicos con el mundo islámico.

Según Thomson Reuters, en el año 2013, los consumidores musulmanes gastaron 140.000 millones de dólares en turismo, el 12,7% aproximadamente del gasto global en turismo. Se espera que en 2018 esta cantidad supere los 181.000 millones de dólares.

Uno de los proyectos que podría ayudar a captar estos recursos y vertebrar e impulsar el desarrollo del hub halal sería la puesta en marcha de un centro de formación de profesionales de alta cocina halal: el Al-Ándalus Culinary Center. Para ello, contamos con los ingredientes indispensables: una materia prima excepcional (certificada halal en muchos casos); una oferta gastronómica acreditada (la dieta mediterránea, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2010); un amplio pool de restaurantes y chefs con estrellas Michelín (ocho con tres, 17 con dos y 134 con una en 2014); la práctica ausencia de chefs y restaurantes halal con estrellas Michelín en el mundo (dos en 2014: Rasoy y Benares); diez restaurantes entre los 100 mejores del planeta, tres de ellos entre los diez primeros; y la exitosa experiencia del Basque Culinary Center.

En Andalucía se podría replicar, con la gastronomía halal, la experiencia vasca. Sería tan sencillo como generar un espacio en el que reputados chefs españoles utilizasen insumos con certificación halal y aplicaran su creatividad en la elaboración de nuevos platos y formar a las futuras estrellas Michelín halal. En este caso, el consejo asesor internacional podría estar formado por chefs españoles con estrellas Michelin como David Muñoz (DiverXo), Paco Roncero (Casino de Madrid) o Paco Morales (Noor) e internacionales como Vineet Bhatia (Rasoi), Atul Kochhar (Benares) o Mansour Memarian (The Chedi),entre otros.

Su implantación generaría oportunidades para nuestra principal industria, el turismo. Permitiría al país posicionarse como un destino muslim friendly. Ello se traduciría en la llegada de turistas procedentes de países de mayoría musulmana. Facilitaría a los chefs y restaurantes españoles abrirse camino en un segmento nuevo, incorporando nuevas nacionalidades a su clientela y facilitándoles el acceso a nuevos mercados. ¿Por qué no seguir el exitoso modelo del chef peruano Gastón Acurio y pensar en la apertura de algunos de nuestros mejores restaurantes en Dubái o Kuala Lumpur? Permitiría, asimismo, a los chefs formados difundir, con el consiguiente impulso para nuestras exportaciones, las bondades de nuestros alimentos y gastronomía.

Dos ingredientes que aseguran el éxito de esta receta: 1.600 millones de musulmanes en el planeta (se espera que en el año 2030 superen los 2.200 millones) y el 67% de los turistas musulmanes marcan, según Dinar Standard, la gastronomía como uno de los aspectos más relevantes para disfrutar de la experiencia de un viaje. Combinándolos bien podríamos ofrecer un menú muy suculento para alimentar a nuestra economía. ¿De verdad vamos a dejar pasar esta oportunidad?

Tomas Guerrero Blanco es investigador de EsadeGeo.

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