España y los modelos de inteligencia económica
Expertos en economía opinan que se acercan nuevos tsunamis económicos. Y España, como en ocasiones anteriores, sigue con almacenes, en ningún caso fábricas, de paraguas de tres euros...
Lo que necesitamos es crear una cubierta sólida, pero permeable, que proteja y potencie las riquezas interiores, pero a la vez que nos permita detectar y aprovechar las del exterior. Esto no es autarquía; es inteligencia económica (en adelante, IE). Necesitamos cambiar, transformarnos, renovarnos. Leemos y escuchamos estas palabras en todos los medios, a cualquier hora, desde hace años. Es imperativo aumentar nuestra competitividad. ¡Ya! Bajar los gastos fijos y variables en las empresas es solo una vía, de las menos eficientes en términos productivos y sociales.
Todo conocimiento adquiere valor solo si lo aplicamos correctamente en el contexto concreto
En el año 2012 se empezó a hablar de IE a nivel institucional. Mariano Rajoy anunció la creación de un sistema de IE, que no tardó en ser rebautizado como el CNI económico. Poco más se supo de esta iniciativa...
Es sabido que para liderar (y no meramente dirigir) un proyecto hace falta creer en él. Y, por supuesto, contar con los conocimientos necesarios. Lo particularmente difícil empieza después. Todo conocimiento adquiere valor solo si lo aplicamos correctamente en el contexto concreto. Y mucho más si hablamos de un proyecto de tal trascendencia. El modelo español de IE debe servir al país y a su tejido empresarial, y no a intereses políticos o institucionales.
¿Es realmente IE lo que necesitamos como país? Antes de responder, toca definir el concepto, aunque fuera a grandes rasgos. La IE es el proceso de gestión integral e inteligente de la información para conocer, entender y anticiparse a los movimientos reales y más probables del ambiente exterior (competidores, regulación, tendencias, etc.), con el fin de prevenir riesgos, aprovechar oportunidades y ejercer una influencia ética, de cara a aumentar la competitividad de una nación o zona territorial dentro de un país. En el mundo empresarial su principal análogo es la inteligencia competitiva. De hecho, la IE reúne a muchas prácticas empresariales, como inteligencia competitiva, investigación de mercado, ciberseguridad, gestión de riesgos, prevención de fraude, diplomacia de negocios, etc.
No quiero olvidarme de un aspecto que considero muy importante: la IE se basa en la explotación de fuentes públicas (publicadas o no) y difiere rotundamente del espionaje industrial, la infiltración, el chantaje, etc., porque usa métodos éticos, lícitos y legales en la fase de obtención de información.
Soy de los que piensan que no debemos copiar idólatramente modelos de IE ya existentes, por muy buenos resultados que estén dando en el país de origen. Por supuesto, esto no significa que no debamos conocer las características y bases organizacionales de los modelos de hoy en día. Este conocimiento nos orientaría en precisar los aspectos clave que deberíamos diagnosticar, evaluar y adaptar para definir nuestro propio modelo español de IE.
¿Cuales son los principales modelos de IE en el mundo? Haremos un breve resumen comparativo de las principales características de estos modelos: su principio organizativo (centralizado-descentralizado) y su tipo de gestión (público-privado-mixto).
Los modelos de IE en Japón, Corea del Sur e Israel son centralizados, mientras que en EE UU, Alemania, Gran Bretaña y Suecia se ha apostado por su organización descentralizada. En Francia actualmente tenemos un modelo que combina elementos centralizados y descentralizados.
El sistema español debería contemplar la participación de organismos tanto públicos como privados
En cuanto al tipo de gestión de la IE, observamos que en Israel y Suecia se ha optado por el carácter público, mientras que en EE UU la gestión está en manos de organizaciones privadas. En el resto de países de esta comparativa (Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña y Correa del Sur), el tipo de gestión es mixto (privado y público). Como se podrá ver, no existe ninguna relación/correlación entre el tipo de gestión y el principio organizativo de los ocho modelos de IE que hemos revisado. A título personal, considero que hay que empezar la construcción de la casa desde los fundamentos y no desde el tejado; primero hay que diseñar el modelo de IE (privado, público, mixto, centralizado o descentralizado, roles y responsabilidades, etc.), y posteriormente implantar el sistema correspondiente.
El modelo/sistema de IE español debería contemplar inequívocamente la participación comprometida, activa y exclusiva de organismos tanto públicos –del ámbito estatal y autonómico– como privados. A título de ejemplo, Cámaras de Comercio, Icex, registros mercantiles, INE, CNI, institutos de fomento empresarial, Agencia Tributaria y aduanas, universidades, centros de investigación científica/tecnológica, bancos, Guardia Civil, Ministerio de la Defensa, Policía Nacional, consultorías de inteligencia competitiva, empresas de ciberseguridad, etc.
Hoy en día, la eficacia de la IE de cualquier país dependerá antes de nada de la capacidad de integrar e interrelacionar el conocimiento existente en los repositorios de todas estas entidades, asegurando su actualización dirigida y sistemática, para detectar a tiempo cualquier signo o síntoma de amenaza y/u oportunidad, siempre desde la perspectiva de las prioridades y objetivos previamente definidos y compartidos.
No se debería obviar, ni consentir que se olvide, que un modelo/sistema de IE estatal debe ser diseñado para servir tanto al Estado y nuestras grandes empresas de sectores estratégicos como a cualquier pyme cuyo negocio ayuda al aumento de la competitividad nacional y/o territorial.
Otro principio sustancial que se debería aplicar a la hora de diseñar y operativizar este modelo/sistema es el principio de bidireccionalidad en la provisión-explotación de la información por parte de los usuarios finales.
Es de sentido común, pero visto lo visto, no lo es tanto: para que un modelo de IE sea exitoso, debe venir moldeado por la propia sociedad, su idiosincrasia, su modelo económico, la estructura industrial, los valores culturales y sociológicos y, sobre todo, estar enlazado con la cultura colectiva de compartir información y conocimiento. No hay recetas universales ni paradigmáticas.
“El arte de la estrategia es de importancia vital para el país. Es el terreno de la vida y la muerte, el camino a la seguridad o la ruina”, dijo Sun Tzu hace más de 2.500 años. Contextualizando la frase en el marco de la inteligencia económica estatal, me hace pensar que solo si se llega a definir correctamente nuestro particular modelo de IE, solo entonces tendremos la seguridad y fortalezas para afrontar los tsunamis económicos que se avecinen.
Sonia Gogova es directora de Soluciones ICAp (Inteligencia Competitiva Aplicada) y profesora en ICADE y Universidad Francisco de Vitoria.