BBVA propone un cambio radical del sistema de despido en España
El modelo que propone BBVA sería obligatorio para todos los nuevos contratados
Una revolución. Eso es lo que propone BBVA Resarch para las indemnizaciones por despido, con el objetivo de fomentar la contratación indefinida. El banco, junto con Sagardoy Abogados, ha elaborado una propuesta que defiende un sistema indemnizatorio mixto.
Por un lado, se mantendría la actual estructura de abonar al despedido una cantidad por año trabajado (que se reduciría respecto a la actual); si bien, por otro lado, esta menor indemnización se completaría con una cuenta individual del trabajador que se iría nutriendo anualmente en forma de salario diferido. Con estas aportaciones se formaría lo que el economista jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research, Rafael Doménech, denominó mochila individual.
Estas cuentas individuales de todos los trabajadores irían a parar a un fondo, similar al fondo de reserva de las pensiones, que estaría gestionado por la Seguridad Social. De esta forma, la rentabilidad que se obtuviese de este fondo iría también a parar a las cuentas de los trabajadores. Este modelo está plenamente implantado en países como Austria –de ahí que se conozca como modelo austriaco– o Brasil– y proponen que fuera obligatorio para los nuevos contratados y voluntario para los que ya trabajan.
No obstante, en el caso español, al ser mixto, las actuales indemnizaciones se reducirían y se harían graduales, tanto para los casos de despidos objetivos procedentes, como para los improcedentes. Y todos los nuevos asalariados dispondrían de una cuenta de ahorro individual nutrida por aportaciones periódicas en forma de salario diferido equivalente a ocho días de salario por año trabajado.
Esto supondría una aportación estable del 2,19% del salario bruto anual a esta cuenta individual que el trabajador cobraría en el momento de quedarse en desempleo para completar la menor indemnización. Según estos expertos, el pago de este salario diferido dependería de la negociación colectiva, pero no prevén que aumenten los costes laborales.
Las indemnizaciones en caso de despido objetivo procedente serían de cero días el primer año, de cuatro días por año trabajado, el segundo año del contrato; de ocho días si se le despide el tercer año y de 12 días si tiene una antigüedad de cuatro o más años. Pero si el trabajador recupera además el fondo que ha ido nutriendo, la compensación final por despido sería de ocho días si es despedido el primer año; 12 días en el segundo año; 16, en el tercero; y 20 si la antigüedad es de cuatro o más años al ser despedido.
En el caso de los despidos que sean declarados improcedentes, el coste de la indemnización sería de cuatro días si se despide en el primer año, aumentando en tres días por año trabajado cada año más de antigüedad del trabajador hasta un máximo de 25 días. Así, sumando los ocho días anuales del fondo llegaría a la actual indemnización de 33 días por año trabajado a partir del octavo año de antigüedad en la empresa.
Los responsables de esta propuesta defienden que de esta forma, las empresas podrán planificar financieramente por adelantado los eventuales despidos de sus trabajadores. Y el empleado, por su parte, “deberá intepretar la aportación a la mochila como una parte de su retribución total”.
Así, o se incorporan las aportaciones a la mochila al salario bruto que se negoció inicialmente o la cantidad líquida que recibe el trabajador a fin de mes sería inferior. No obstante, la tesis del BBVA es que pudiendo provisionar parte de las indemnizaciones por despido, se elimina sustancialmente la incertidumbre que genera este eventual coste en las empresas a la hora de hacer contratos indefinidos. Con ello, el empresario tendrá menos reticencias a contratar de forma fija, aseguran.
De hecho la propuesta, aunque no implica eliminar los contratos temporales, sí pide que existan solo tres tipos: indefinidos (todos por defecto), temporales (solo justificados causalmente) y de formación. Así, el mayor uso del contrato fijo –con un salario superior un 15% al de los temporales– compensaría en términos agregados para la economía, la pérdida de liquidez que se pudiera producir para la dotación de las mochilas.
Un año y cuatro meses de salario al jubilarse
Con el modelo indemnizatorio mixto propuesto por BBVA Research y Sagardoy Abogados, si el trabajador no llegara a utilizar nunca su mochila individual, podrá recuperarla en el momento de su jubilación. Así, un trabajador con una carrera laboral media de 25 años cotizados y que se jubile a los 65 años sin haber usado la mochila, habría acumulado 1,33 veces su salario bruto anual.
Este cálculo está hecho con una rentabilidad “muy prudente” del fondo público donde se acumularían todas las cuentas individuales, del 2% anual. Con ello, en el momento de la jubilación este trabajador recibiría de un solo pago el equivalente a un año y cuatro meses de salario.
No obstante, las primeras reacciones a esta propuesta fueron las del PP que consideró “inasumible” el coste de implantarla y las del PSOE, que confió en que “no se aplique jamás”.