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Columna
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El balance tras la caída del muro

El gobierno de la República Democrática Alemana abrió las puertas del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, marcando el inicio del fin de las economías comunistas. 25 años después, ¿qué han hecho sus sucesores?

Branko Milanovic, economista de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, piensa que la transición ha sido una gran decepción. Compara el PIB actual por persona de los países comunistas con el nivel de 1990, cuando los antiguos regímenes estaban desapareciendo o ya lo habían hecho. Para él, el 20% de las personas del antiguo bloque soviético vive en países que en realidad son más pobres ahora que entonces. Otro 40% se encuentra en las naciones, incluida Rusia, que se han hecho más ricas pero que han experimentado un crecimiento más lento del PIB que la media de las regiones ricas. Los países del otro 10% han crecido a ritmo de países ricos.

Eso deja a un 30% de la población total del bloque soviético con un crecimiento anual del PIB superior al 2% por persona. Milanovic añade que el débil crecimiento global en el mundo comunista se ha visto acompañado por un gran aumento de la desigualdad y un progreso político limitado.

Para Andrei Shleifer, de Harvard, y Daniel Treisman de la Universidad, de California en Los Ángeles (Estados Unidos), las cifras de PIB de la era comunista sobrestimaban enormemente la prosperidad real, porque la mayoría de la producción era de baja calidad o se desperdiciaba. Aseguran que el gran aumento en el número de automóviles, electrodomésticos, nuevas casas y así sucesivamente proporciona una imagen más cierta. También argumentan que se debe juzgar a los países por estándares regionales menores. Uzbekistán no es Noruega.

¿Fue la caída del comunismo beneficiosa para las economías? Sí, en comparación con permanecer en el sistema. Sí, teniendo en cuenta el daño que este infligió. Pero es difícil no pensar que tal vez se perdieron algunas oportunidades.

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