Alemania se aferra a la austeridad
Alemania está despertando lentamente a la dura verdad de que su auge económico puede colapsarse. Pero la política económica de Angela Merkel se mantiene imperturbable: la consolidación fiscal en el país y en Europa es su prioridad. El amor de los votantes alemanes por la austeridad triunfa sobre cualquier posible angustia por otra recesión.
Después de crecer en los tres primeros meses del año, el producto interior bruto de Alemania se contrajo un 0,2% en el segundo trimestre. Desde entonces, un combate inesperado malos indicadores económicos ha sacudido cualquier esperanza de que fuera un problema pasajero. Tanto los nuevos pedidos como la producción manufacturera se redujeron al ritmo más rápido en más de cinco años en agosto. El indicador del clima empresarial Ifo ha caído cinco meses seguidos, lo que apunta a una debilidad económica sostenida.
Pero no hay que esperar una reacción por parte de Angela Merkel a corto plazo. La canciller ha hecho de un presupuesto equilibrado la prioridad central de lo que le queda de mandato.
La canciller Angela Merkel ha hecho de un presupuesto equilibrado la prioridad de lo que le queda de mandato
Merkel es lo suficientemente inteligente como para no hacer más recortes de gasto en medio de una recesión. Pero no es el tipo de dirigente que combate la desaceleración preventivamente con un mayor gasto público. Ello iría en contra de los compromisos anteriores del gobierno y estaría en desacuerdo con el consenso más amplio de la política económica de Alemania. A lo sumo, los problemas actuales de Alemania podrían hacer a Merkel más fuera receptiva a las llamadas que desde Roma o París buscan una mayor flexibilidad fiscal, a cambio de reformas serias.
Solo habría un replanteamiento fundamental de la política del país si este se enfrentara a una crisis de empleo en toda regla. Tal escenario aún no está a la vista. Los números de las nóminas siguen subiendo a niveles récord, aunque el desempleo ha dejado de caer. Incluso si la economía decepciona en la segunda mitad de 2014, hará falta otro medio año de escaso crecimiento para que este se filtrara al mercado de trabajo. La canciller todavía tiene mucho tiempo para continuar con su equivocada magia negra anti déficit.