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Columna
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Puede que el BCE se tope con el riesgo

El esquema de compra de deuda respaldada por activos del Banco Central Europeo recuerda a la crisis de 2008. Espera evitar pérdidas mediante la adquisición de bonos menos expuestos a impagos. El BCE tiene que gestionar la tensión entre dos objetivos: revivir la titulización y aumentar su balance.

El programa de compra de activos está generando protestas en Alemania. Juergen Stark, ex consejero del BCE, argumenta que el programa dejará riesgos “incalculables” en el balance del BCE.

En cualquier caso, los temores parecen excesivos a primera vista. El plan es comprar tramos senior de bonos respaldados por préstamos corporativos o hipotecas, lo que haría más fácil para los bancos vender las capas de menor rango y liberar capital. Comprar solo bonos senior debería aislar al BCE de todos los riesgos, salvo de los más extremos: ni siquiera la crisis de Grecia llevó la deuda senior helena respaldada por activos a la suspensión de pagos.

El banco central quiere revivir la titulización para crear nuevas fuentes de financiación

Pero el BCE se enfrenta a otros riesgos. Uno de ellos es la selección adversa: los bancos podrían volver a empaquetar sus peores créditos en nuevas ofertas, causando niveles de pérdidas mayores de lo normal. Y, si saben que pueden transferir los riesgos a través de la titulización, los bancos podrían conceder préstamos malos.

La historia no tiene por qué repetirse. La normativa europea impone normas más estrictas en materia de titulización. Sin embargo, estas defensas no son perfectas. Las reglas sobre las inversiones no son muy duras y las normas de garantía del BCE no son excesivamente rigurosas.

El banco central tiene sus propias tensiones. Quiere revivir la titulización para crear nuevas fuentes de financiación. También quiere hacer crecer su balance para mantener una política monetaria laxa. Sin embargo, la compra de una gran cantidad de activos podría provocar que el riesgo no se calculara bien.

Si las compras privadas no funcionan, la presión crecerá para que el BCE compre bonos soberanos polémicos. Ni siquiera los banqueros centrales son inmunes al riesgo moral.

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