“Hay que vivir con la tensión constante de añadir valor”
“Muchas compañías, después de un tiempo, no mantienen su capacidad de exportación y dejan los proyectos de internacionalización. El 44,8% del total en 2013”
María José Aranguren (Urrestilla, 1969) asumió en junio pasado la dirección general de Orkestra, una entidad que nació para impulsar desde la investigación la competitividad en el tejido empresarial vasco.
Con el actual escenario de crisis económica, desde esta institución identifican las oportunidades de negocio para la economía vasca, así como los déficits que lastran su crecimiento.
Pregunta. La Unión Europea vuelve a apostar por la industria como eje de desarrollo. ¿Cómo se aplica esta estrategia en Euskadi?
Respuesta. Cada región europea tendrá que desarrollar su propia estrategia, en base a sus peculiaridades. Antes de la crisis se vivió la moda de los negocios de biotecnología y de nanotecnología. Se quisieron impulsar en toda Europa, sin tener en cuenta que cada zona tiene su propia historia empresarial y conocimientos diferentes.
En la definición de las prioridades deben participar todos. La propia sociedad, el Gobierno, las universidades, las empresas, todos”
P. ¿Cuál es el guion a seguir?
R. Con acciones orientadas por dos ejes. El primero, priorizar. No vale todo para cualquier región, como hemos aprendido con las biociencias. De ahí se va a una especialización, siempre elegida por los elementos del entorno, como la cualificación de nuestros profesionales y las características del tejido empresarial.
Las capacidades tecnológicas son otra de las claves que orientan la identificación de la actividad que aporta valor añadido a la región en cuestión. En la definición de las prioridades deben participar todos, desde el Gobierno hasta las universidades, pasando por los centros tecnológicos, las compañías y la propia sociedad. Es fácil decirlo, pero más difícil hacerlo, porque puede dejar en segundo lugar actividades que han sido trascendentales para el desarrollo económico en etapas anteriores.
Hay que entender que no es una estrategia del Gobierno de turno, sino del territorio, por su propia evolución futura. Aquí es cuando hay que encajar las dificultades que se producen en la sociedad cuando llegan los cambios. Hablo de la complejidad de las relaciones entre los diferentes agentes sociales, de los juegos de poder y de los diferentes intereses en liza.
P. Fagor Electrodomésticos es un ejemplo de no adaptación a la competencia de los países emergentes.
R. Una compañía que solo tiene una producción estándar está limitada a competir por precio. Tiene un recorrido muy corto, y eso si cuida sus costes internos. Los emergentes ya tendrán más adelante costes laborales más altos, pero ahora no. Y como aquí no podemos bajar los salarios, si queremos mantener nuestros niveles de bienestar social, tenemos que ir a la producción de valor añadido, con capacidades distintas a las de nuestros rivales. Con gente preparada y con base tecnológica. Hay que investigar, que es el eje crítico de la innovación, y aplicarse en la renovación constante de tu producto. Vivir con la tensión constante de ¿qué puedo añadir a mi diferencial?
P. Este curso hay 3.000 alumnos más en Formación Profesional (FP). ¿Es la tendencia?
R. Es un dato muy positivo para una economía tan industrial como la vasca, que necesita los dos apoyos, tanto desde la FP como desde la universidad. Y la Formación Profesional ha mejorado mucho con los convenios para que los estudiantes vayan a las empresas a trabajar y a conocer de primera mano sus necesidades. No hay discusión posible sobre qué porcentaje le corresponde a la universidad o a la FP, lo que hay que procurar es un mix adecuado, una combinación que genere profesionales de nivel.
P. ¿Qué nivel tienen los estudiantes vascos?
R. En formación terciaria y universitaria es alto, igual que en FP. Queda la asignatura pendiente de los jóvenes que no van más allá de la enseñanza obligatoria o que caen en el fracaso escolar. [En Euskadi, esa tasa es del 8%, frente al 11,9% de la UE y el 23,5% de España].
“Aplicar las biociencias en las fábricas”
P. ¿Cómo se transforma la economía vasca?R. Con la manufactura avanzada. Desde nuestro conocimiento industrial, hay que buscar qué ámbitos pueden generar nuevas actividades. Otro eje de cambio es el de la energía, donde contamos con grupos tractores, arropados por una red de centros tecnológicos y de empresas con desarrollos avanzados.
La tercera clave es la búsqueda de conexiones en el sector de biociencias. Las empresas de micro, nano y bio deben converger para lograr entre todas avances en la salud. Otro paso será la aplicación en las fábricas de herramientas propias de las biociencias. Supondría una nueva generación de equipos avanzados.
P. ¿Hay problemas con la exportación? R. Muchas empresas, después de un tiempo, no mantienen su capacidad de exportación, quizá porque han vivido una reactivación del mercado doméstico y dejan los proyectos de internacionalización. En 2012 fueron el 35,8% del total y el 44,8% en 2013, según un informe de Orkestra. Quizá sería bueno un acompañamiento institucional para mantener vivas esas actividades en el exterior.