Señores Draghi y Juncker: Europa necesita acción ya
La Europa política se obsesiona respecto a la forma en que se reparten los principales puestos en Bruselas y sobre cuáles sanciones adicionales se podrían imponer a Putin. Mientras tanto, las preocupaciones muy reales del pueblo europeo –el alto desempleo y el riesgo de que Europa vuelva a caer en la recesión– no reciben suficiente atención. Peor aún, lo que la mayoría de los políticos no comprende es lo estrecho del margen de tiempo para tomar una acción significativa en el frente económico y el grado de urgencia de tal acción.
La evidencia sobre la economía europea no puede estar mejor definida. En la altiva Alemania, la economía se contrajo un 0,2% en el segundo trimestre del 2014, e igual sucedió en la Italia agobiada por la recesión. Francia evitó un crecimiento negativo, pero tampoco logró crecer. Por supuesto, estas son apenas tres de las economías más grandes de la eurozona.
Las economías de los países de la UE están cayendo una tras otra en el peligroso modo deflacionario
En general, la producción en los 28 países de la UE no cambió o disminuyó el 0,1%. Los principales indicadores muestran que el próximo trimestre tampoco cambiará o hasta que Europa corre riesgo de retornar a la recesión. Con la inflación en cercanías del nivel del 0%, una economía tras otra está cayendo en el peligroso modo deflacionario.
Este horrendo rendimiento económico no es solo un número sin rostro. Ha destruido riqueza en una escala gigantesca durante alrededor de seis años ya; ha llevado el desempleo juvenil al 20% (y al 50% en el sur); ha dado poder a partidos radicales; ha desestabilizado la sociedad; ha desviado la atención sobre el compromiso con los vecinos, ya sea en Ucrania o en el Norte de África.
Por lo tanto, es hora ya de dejar de señalar con el dedo y empezar una seria definición de políticas. El liderazgo de la Unión Europea se debe enfocar en la creación de empleo y en impulsar la inversión en Europa. Si esperamos hasta que se resuelvan los problemas en Ucrania o hasta que la nueva Comisión tome el mando en forma total, puede que sea demasiado tarde.
Japón se empieza a insinuar como un peligroso ejemplo. Pero hasta los japoneses, después de más de dos décadas de estancamiento, finalmente están aprovechando el momento. Como mínimo, para revivir el crecimiento económico, la UE también necesita emplazar tres flechas europeas:
La UE necesita una reforma estructural. Este es el tema favorito del Gobierno alemán al sermonear a los rezagados económicos de la UE. Ahora que Alemania está perdiendo impulso económico, podría resultar sabio hacer una revisión del tema. Europa tiene que optar por el camino a la competitividad, y no por los sueldos bajos o estándares sociales y ambientales reducidos.
Europa tiene que caer en la cuenta de que aumentar la productividad es mucho más efectivo para subir la competitividad que reducir los costos. Resulta un asunto muy serio que Europa no dé en el blanco en cuanto a investigación y que no invierta lo suficiente en universidades y educación. De hecho, dado su nivel actual de desarrollo, Europa no puede deprimir suficientemente los costos sin empobrecer amplios sectores de la población y dañar aún más el ambiente.
En la reunión de este jueves, el BCE ha de dar los primeros pasos de un agresivo relajamiento cuantitativo
Aumentar la productividad exige mejoras en educación, facilitar la innovación y reorientar el crecimiento de manera sostenible en lo ambiental. Dando por un hecho el consenso, poner en marcha reformas estructurales tomará tiempo, pero el tiempo se está acabando.
En segundo lugar, Europa necesita un cambio en la política fiscal. Por supuesto, este es un tema al que el Gobierno alemán no quiere referirse, porque está convencido de que solamente la austeridad traerá de vuelta al crecimiento.
A finales de agosto, 18 ganadores del Premio Nobel de Economía se reunieron en Lindau (Alemania) y de forma colectiva condenaron la austeridad fiscal de la UE. En el grupo se encontraban desde conservadores como Lars Peter Hansen hasta keynesianos como Edmund Phelps.
Jean-Claude Juncker quiere gastar €300.000 millones en nuevas inversiones. Una porción de esta cantidad se debería adelantar para que se gaste ahora en el 2014. Parte del dinero puede venir del Banco Europeo de Inversiones y parte de programas europeos ociosos.
El punto principal para recuperar impulso económico es que este gasto hay que hacerlo ahora. Si no hay suficientes proyectos listos para poner en marcha, hay que aumentar el financiamiento de los existentes. Si 26 de los 28 países de la UE no han presentado planes para enfrentar el desempleo juvenil, la Comisión no puede mantenerse indiferente. Tiene que abochornar a unos cuantos y dar un bono a los madrugadores. Otros puntos de acción incluyen la reducción de los subsidios para energías fósiles y un lanzamiento rápido del uso de renovables.
Esto nos deja con la tercera flecha de la UE: política monetaria. En la reunión de este jueves, el Banco Central Europeo (BCE) tiene que dar los primeros pasos de un agresivo relajamiento cuantitativo. Debe dar el paso esta semana. Si en vez de eso el BCE espera uno o dos meses más, el 2014 habrá terminado y se habrá perdido un momento crucial para la acción.
Karl Aiginger es director del Instituto Austriaco para Investigación Económica y coordinador del programa de investigación en bienestar, salud y trabajo para Europa.