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Columna
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El soporte del oro no durará

La crisis de Ucrania y el conflicto de Oriente Medio han proporcionado un respiro al precio del oro. Tras precipitarse desde los 1.700 dólares (unos 1.295 euros) la onza durante 2013, ha encontrado un punto de apoyo en alrededor de 1.300 dólares (cerca de 1.000 euros), pero este se está desgastando.

La caída del 25% se aceleró por la huida de los inversores de los fondos cotizados. En 2013 se vendieron 880 toneladas de oro, lo que equivale a alrededor de un tercio de la demanda anual para su uso en joyería. En el segundo trimestre las ventas de 275 toneladas fueron un 56% inferiores a las del nivel alcanzado el año anterior. La demanda total de la inversión en el año hasta junio fue de 893 toneladas –la menor desde 2007–.

La realidad es lo ocurrido con los fondos cotizados fue premonitorio. Las perspectivas para el oro siguen siendo malas. Su atractivo se ha visto afectado por un dólar al alza, el inminente fin de la impresión de dinero de la Reserva Federal y el acercamiento final a unos tipos de interés más altos en Estados Unidos. Habrá más inversores propensos a saltar.

¿Qué apoyará el precio del metal amarillo? La demanda para tecnología se encuentra estable en unas 400 toneladas al año. Los bancos centrales compraron oro cuando era apreciado, haciéndose con más de 400 toneladas por año desde 2011. Pero si estos en general mantendrán sus ganas por el oro cuando este se abarate es incierto.

La joyería es la mayor base para el precio del oro. Tampoco en este caso son buenas las perspectivas. La demanda mundial de joyas de oro ha caído un 5% respecto al año pasado. La oleada de compras de Asia que algunos predijeron, no ha llegado.

La causa de fondo de la débil demanda es simple: una onza de oro sigue costando demasiado. La demanda del consumidor probablemente no volverá a los niveles anteriores hasta que el precio caiga a cifras de tres dígitos. Es probable que suceda en 2015.

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