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Columna
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Un presidente para Barclays

El consenso posterior a la crisis es que solo los ex banqueros deberían presidir los consejos de administración de los bancos, especialmente en las instituciones con grandes divisiones de banca de inversión. Barclays debe estar preparado para ser más flexible al buscar un sustituto para David Walker, que sale de la entidad el año que viene.

El candidato ideal sería, por supuesto un ex consejero delegado de banca con una reputación impecable, una sólida comprensión de los complejos negocios financieros y la capacidad de apoyar al consejero delegado Antony Jenkins a la vez que mantiene una visión objetiva sobre su conducta.

Barclays tendrá problemas para encontrar a alguien que cumpla todos los requisitos y también quiera el trabajo. El comité de selección debe decidir qué elementos son esenciales y cuales son simplemente interesantes.

La primera tarea del nuevo presidente será la de decidir sobre el futuro de Jenkins. Nombrado tras la caótica salida de Bob Diamond en 2012, Jenkins ha tardado en obtener capital y ha tenido problemas para transformar el banco de inversión. Sea quien sea el consejero delegado, el papel de presidente será apoyarle y mantener la distancia adecuada.

Esto apunta a la necesidad de una figura dura con mucha experiencia en juntas directivas en papeles ejecutivos y no ejecutivos. La persona no tiene que haber sido consejero delegado –muchas grandes compañías de Reino Unido, incluyendo a rivales de Barclays como HSBC y Royal Bank of Scotland, están presididos por ex directores financieros–.

Un tecnócrata bancario sin las habilidades personales necesarias podría ser un desastre. Es cierto que los reguladores quieren consejos en los bancos con más conocimientos, por lo que un no banquero podría tener dificultades para ganarse su aprobación. Pero tener una serie de ex presidentes banqueros no ha impedido que Barclays se meta en un lío.

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