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Columna
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Revivir la economía en coma de Italia

El signo menos delante de la última cifra del PIB de Italia fue un recordatorio de que la cuarta mayor economía de Europa sigue atrapada en una permanente recesión. El PIB apenas ha aumentado en los últimos 15 años, y la caída del 0,2% en el segundo trimestre fue el undécimo retroceso en los últimos 12 períodos. Matteo Renzi, el nuevo primer ministro, ha ofrecido solo cambios políticos. Para la economía, hace falta mucho más.

El enfoque político de Renzi desde que tomó el poder en febrero tiene sentido económico. El sistema político ineficiente es un lastre importante para las empresas. Una reforma electoral y del senado podrían eventualmente ayudar.

Por ahora, sin embargo, las modestas reformas económicas del primer ministro han sido ineficaces. Las esperanzas de que los pequeños recortes de impuestos impulsarían un choque de crecimiento han resultado en vano. En su lugar, Renzi se enfrenta a un desafío fiscal sin crecimiento. Puede que tenga que hacer aún más recortes para mantener el déficit dentro del límite marcado en la zona euro del 3% del PIB.

El país no puede volver a la corriente principal de la economía europea sin llevar a cabo cambios importantes

El país no puede volver a la corriente principal de la economía europea sin cambios más importantes. Las reformas necesarias se han debatido durante tanto tiempo que ahora son tristemente familiares. Abrir los ojos sobre el gasto público, reducir el despilfarro del gobierno, incluidas las pensiones, unos impuestos mucho más bajos en materia de trabajo, iniciar una nueva ronda de la reforma laboral e introducir mejores programas para conseguir que los desempleados vuelvan a trabajar. A más largo plazo, rehacer los sistemas legal y educativo.

Tácticamente, la debilidad de la economía y un retraso en la nueva ley electoral han reducido la credibilidad de la amenaza de Renzi de elecciones anticipadas, hasta ahora su mejor palanca para engatusar a los parlamentarios con el fin de acordar reformas. El problema no es que la estrategia o las ideas de Renzi estén equivocadas. Es que Italia no parece dispuesta a cambiar.

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