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El caso de Gowex y de Jordi Pujol, a examen

Cuando el líder miente

Thinkstock

Una institución se basa en la confianza entre las personas que forman parte de ella. Sobre todo, los dirigentes deben ser un ejemplo para los demás. Por esta razón, cuando se descubre que han mentido o cometido una ilegalidad, la credibilidad del líder y su entorno queda en entredicho. Además, la organización pierde el apoyo de sus integrantes y la capacidad para dirigir, según los expertos consultados para este reportaje.

“El líder deja de ser un referente para la institución y va a ser muy difícil que pueda recuperar la autoridad de la que gozaba, por muy fuerte que sea su personalidad”, explica el director del programa superior de comunicación de IE Business School, Enrique Sueiro. Los casos de líderes desacreditados por haber faltado a la verdad forman parte ya de la historia empresarial. La legitimidad con la que contaban los expresidentes de Gowex y Pescanova, Jenaro García y Manuel Fernández de Sousa, se ha derrumbado de forma súbita, después de que admitieran haber falseado las cuentas de sus respectivas compañías. También la autoridad de la que gozaba el expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha desaparecido, después de que reconociera haber acumulado una fortuna sin declarar en el extranjero durante 34 años.

El 1 de julio la firma de análisis estadounidense Gotham City Research publicó un informe en el que aseguraba que el valor de las acciones de Gowex era nulo y que el 90% de los ingresos eran falsos. La cotización de la tecnológica se desplomó, hasta el punto de que fue suspendida de la cotización en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB). El presidente y fundador de la compañía, Jenaro García, dimitió de su cargo y admitió el fraude.

Como resultado, la confianza que pudiera inspirar este dirigente empresarial desapareció por completo. Y cualquier intento por parte de él de recuperar el favor de los miembros de la institución puede caer en saco roto. “Las personas, que forman parte de una organización, tendrán muchos más reparos en aceptar cualquier argumento que presente un dirigente que haya faltado a la verdad”, afirma el profesor de Deusto Business School José María Gasalla, que agrega que deberá reforzar sus argumentos con muchos más datos que antes. “Además, por mucho que intente fundamentar estas afirmaciones, estas estarán sometidas a un intenso escrutinio público”, añade.

El tiempo también es un factor importante, porque puede extender el daño causado por mentir. En el caso de Gowex, la dirección falseó la contabilidad durante una década. “A mayor duración del engaño, más se extenderá la desconfianza dentro de la institución. Las personas que la integran pueden sospechar que todos los líderes están implicados”, explica el profesor de gestión de personas en organizaciones del Iese Guido Stein.

Este factor también es importante en el caso del fundador de Convergència Democràtica de Catalunya y expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, quien reconoció el 25 de julio haber acumulado una fortuna sin declarar en el extranjero durante 34 años. La suma, asegura el expolítico, era fruto de la herencia de su padre, Florenci Pujol. El profesor Gasalla apunta a este escándalo para explicar que los dirigentes se arriesgan a perder de forma permanente el apoyo de sus compañeros: “El partido les ha abandonado a él y a su familia”.

Tras la citada revelación, ha renunciado a sus privilegios como antiguo responsable del Ejecutivo catalán, incluyendo la pensión de 86.418 euros anuales a la que tenía derecho y el uso del coche oficial. Ha perdido también el tratamiento de molt honorable, asignado a los expresidentes de la Generalitat. La fundación de promoción de la ética profesional que dirigía, el Centro de Estudios Jordi Pujol, ha dejado de funcionar. Las consecuencias del citado escándalo pueden reducir la participación de las personas en el desarrollo de una organización, según el portavoz de IE Business School, Enrique Sueiro: “Muchos miembros pueden dejar de intervenir en las actividades de la institución, aunque sigan en ella. Cada vez que la dirección requiera su colaboración no van a ayudar tanto como antes”.

Esta falta de vínculo emocional conlleva que las personas dejen de seguir en una organización. Dejarán de estar interesados en los ideales que esta promueve. También en el caso de las empresas. “Los empleados ya no sentirán el orgullo de pertenecer a una compañía. La relación laboral será a corto plazo, solo motivada por el interés mutuo”, asegura Gasalla.

El daño fue mayor en el caso del presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, por haberse resistido a dimitir, según el profesor de gestión de personas en organizaciones del Iese Eduardo Stein: “No quería irse y dejar que otras personas tomaran el mando. El perjuicio que provocó en su empresa fue aún mayor, porque si se hubiera ido antes, se hubiera podido reparar más pronto”. Sousa dimitió el 17 de julio de 2013, cuatro meses después de que Pescanova solicitara preconcurso de acreedores, con una deuda de 1.522 millones de euros. Permanece imputado por falsear las cuentas de la compañía.

En el contexto actual, además, los dirigentes ya no se pueden permitir el privilegio de provocar la desconfianza entre las personas que trabajan con ellos.“Antes no existía ninguna alternativa a formar parte de una gran empresa porque había menos competencia, pero hoy en día las personas pueden escoger entre distintas opciones”, asegura Stein.

Las instituciones afectadas por estos problemas, además, son menos eficaces, porque están divididas. “Se necesita unidad de acción para que la organización funcione. La deserción interna destruye a las organizaciones”, añade el profesor del Iese.

Cómo recuperar la confianza

Aunque se descubra que el líder de una institución ha incurrido en una ilegalidad, no todo está perdido para la organización a la que representa. “Es necesario lanzar una campaña de comunicación que busque tanto el perdón del público como restituir a las personas afectadas de los daños que han sufrido”, explica el director del programa superior de comunicación de IE Business School, Enrique Sueiro.

Este experto apunta a Convergència i Unió como una organización que ha sido capaz de responder ante los problemas, al distanciarse de Jordi Pujol, aunque matiza que la renuncia a los privilegios de los que gozaba como expresidente de la Generalitat ha ayudado al partido. “Ha facilitado que se pueda separar de él con mayor rapidez”, asegura. El profesor de gestión de personas en organizaciones del Iese Guido Stein enfatiza la importancia de las dimisiones. Los dirigentes relacionados con esta falta deben renunciar a sus cargos: “Los inversores piden la renuncia de un directivo que ha fallado a su obligación. Es la única manera de recuperar la confianza del público”. Stein señala además que los nuevos dirigentes deben desarrollar un plan de trabajo capaz de devolver la confianza a las personas que forman parte de la institución.

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