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Portugal renuncia al último tramo del rescate

La rebelión contra la troika gana fuerza

La rebelión contra la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) gana fuerza por momentos en los países rescatados. En alguno de ellos, como Portugal, el Gobierno incluso ha renunciado al último tramo del rescate para no tener que adoptar nuevos ajustes, después de que el Tribunal Constitucional anulase por enésima vez recortes anteriores.

En el caso de España, que solo solicitó un rescate bancario, el Gobierno estudia ya acelerar la amortización del préstamo para librarse cuanto antes de la supervisión de la Comisión y el BCE.

Y hasta en Grecia, que sigue sin disponer de canales alternativos de financiación, el Gobierno de Antonis Samaras se resiste a aplicar las medidas requeridas, a medida que los tribunales anulan algunas de ellas. Un desacato que, según ha advertido el FMI, podría dejar a Atenas sin la mejora en las condiciones de los préstamos prometida para finales de este año.

Pero las amenazas de la troika surten cada vez menos efecto. Por un lado, los gobiernos parecen haber agotado su margen político para exigir sacrificios a la población sin lograr los resultados positivos anunciados por Bruselas, Fráncfort y Washington. Y el batacazo de muchos de ellos en las elecciones europeas del 25 de mayo ha confirmado que los votantes están dispuestos a buscarles el relevo si siguen obedeciendo ciegamente a la troika.

Por otro lado, el aluvión de liquidez en los mercados, provocado entre otras cosas por las medidas del BCE, ha relajado los tipos de interés y las primas de riesgo. Incluso Grecia, aun antes de la última intervención de Mario Draghi, pudo colocar 3.000 millones de euros en deuda a cinco años con una demanda siete veces superior a la oferta.

El nuevo clima político y financiero anima a los países rescatados a zafarse de la presión de unas instituciones cuyas recetas han logrado éxitos muy limitados (se ha frenado el déficit y se ha reducido el desequilibrio de la balanza por cuenta corriente) a cambio de dejar cicatrices muy profundas.

“El PIB y la demanda interna se han contraído mucho más de lo previsto”, señala el centro de estudios Norte Europe en el resumen de un reciente seminario celebrado para evaluar la actuación de la troika. El error más catastrófico, según Notre Europe, se cometió en Grecia, donde la troika preveía una caída del PIB del 3,5% entre 2009 y 2013. “En realidad, Grecia ha perdido más del 20% de su riqueza en cinco años”, señala el centro de estudios impulsado por Jacques Delors, antiguo presidente de la Comisión Europea. En Portugal, la caída del PIB (6%) también ha sido el doble de la prevista. E incluso en Irlanda, alumno aventajado de la troika, la recuperación ha sido menor de lo esperado y ha sufrido un caída de la demanda interna (7,7%) el doble de la prevista.

Los errores de cálculo tienen traducción en la calle: el paro se ha doblado en relación con las cifras previas a la crisis; ha aumentado la desigualdad y el riesgo de pobreza. “Estas consecuencias sociales, que se subestimaron, también han tenido una repercusión en la economía de esos países”, añade Notre Europe. Los países afectados quieren salirse de ese círculo vicioso, aunque sea a costa de no recibir nuevas ayudas, como en el caso de Portugal.

La rebelión no ha pasado desapercibida. El presidente del instituto alemán, IFO, Hans-Werner Sinn, ya ha reaccionado con alarma y anticipa una burbuja de deuda pública, alimentada por la irresponsabilidad presupuestaria de unos gobiernos que se saben protegidos por los mecanismos de rescate que la zona euro ha creado a raíz de la crisis.

En el seminario de Notre Europe, en cambio, se llegó a la conclusión contraria. El único éxito de la troika ha sido espantar a sus posibles protegidos, hasta el punto de que ninguno quería ni quiere pedir ayuda. Solo Grecia parece condenada a seguir sometida a sus dictados.

Cameron y Merkel intentan retrasar la nueva comisión

La ofensiva del Reino Unido para impedir que Jean-Claude Juncker se convierta en el próximo presidente de la Comisión Europea parece a punto de lograr su primera victoria. La candidatura del exprimer ministro de Luxemburgo debía confirmarse en la próxima cumbre europea, que se celebrará en Ypres y Bruselas el 26 y 27 de junio. Pero el Gobierno de David Cameron pugna para retrasar esa decisión, lo que permitiría socavar aun más las posibilidades de que Juncker suceda a José Manuel Barroso al frente de la Comisión. Según las fuentes consultadas, Londres contaría ya con el apoyo preliminar de la canciller alemana, Angela Merkel, para aplazar la designación del próximo presidente de la CE. Las mismas fuentes reconocen, sin embargo, que el escenario está muy abierto y podría evolucionar en los próximos días. Pero fuentes del Parlamento Europeo reconocen que Juncker ya solo dispone de un 50% de posibilidades de hacerse con el cargo. Y no se descarta que acabe tirando la toalla antes de que se llegue a tomar la decisión. Cameron redobló la semana pasada su presión para conseguirlo, con una tribuna en varios diarios europeos en la que subraya que “el señor Juncker no se ha presentado como candidato en ningún sitio ni ha sido elegido por nadie”.

El comisario de Empleo pide un seguro de paro europeo

El comisario europeo de Empleo, László Andor, defendió el viernes en Berlín la creación de “un seguro de desempleo” supranacional. Para Andor, solo un instrumento así permitirá a los socios de la zona euro afrontar el impacto de una crisis que golpea de manera desigual a los diferentes países. “A largo plazo”, señaló Andor, “todos los Estados serían contribuyentes y receptores”. Pero incluso si no todos los países utilizaran por igual el fondo común, “todos se beneficiarían por el hecho de que la crisis sería menos profunda y menos larga”, añadió. La propuesta podría discutirse durante la próxima legislatura del Parlamento Europeo (2014-2019) que arranca el 1 de julio.

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