Qué esperan los inversores del BCE
El presidente del Banco Central Europeo (BCE) ya avanzó el mes pasado que las decisiones que se tomaran en la reunión de junio estarían basadas en el nuevo escenario de perspectivas de evolución de precios y crecimiento que, con carácter trimestral, prepara la institución. Esas nuevas previsiones serán el aval sobre el que el BCE argumente las medidas que la gran mayoría de inversores espera que adopte: rebaja de tipos de entre 10 y 15 puntos básicos, tasa negativa de 10 puntos de la facilidad de depósitos y nuevos incentivos a la concesión de crédito, ya sea la prolongación de la barra libre de liquidez o nuevas líneas LTRO dirigidas directamente a la financiación de pymes.
El objetivo será apuntar una recuperación económica que se confirma frágil y combatir el largo período de baja inflación que prevé el propio BCE y que ayer quedó confirmado con la publicación del dato de inflación de la zona euro del mes de mayo. Los precios apenas crecieron el 0,5%, frente al 0,7% del mes anterior, según el dato adelantado anunciado por Eurostat. El sector más inflacionista fue el de servicios, con un alza de precios del 1,1% en contraste con el avance casi plano del 0,1% del precio de los alimentos, las bebidas alcohólicas y el tabaco, desde el 0,7% de abril. De hecho, el BCE ya anticipaba en el mes de abril una tasa de inflación más elevada gracias al efecto de la Semana Santa pero, una vez pasado, la debilidad del incremento de los precios en la zona euro ha vuelto a ponerse de manifiesto. Así, la inflación subyacente de la zona euro, de la que se excluyen los precios de la energía y los alimentos frescos, fue de tan solo el 0,7%.
Para Francisco Vidal, economista para Europa de Intermoney, “la corrección ha sido mayor de lo esperado en los servicios y los bienes energéticos y los alimentos están estancados. Es una señal de que la inflación será baja a largo plazo y mete más preción al BCE. Genera unas expectativas todavía mayores que obligan a actuar, el dato es la guinda”. La débil evolución de los precios llega también a la locomotora de la economía de la zona euro. Alemania anunció el lunes que su tasa de inflación interanual se moderó en mayo al 0,9%, desde el 1,3% del mes anterior, lo que supone el nivel más bajo desde junio de 2010. “Los datos de inflación conocidos no van a hacer que el BCE tome medidas que no estuvieran ya prevista, pero alguna medida se tomará seguro por el riesgo de deflación”, añade Sara Carbonell, de CMC Markets.
En una encuesta realizada entre sus clientes, Citi revela que el 62% de ellos espera de la reunión de mañana un recorte de tipos de entre 10 y 15 puntos básicos; un 67% prevé una rebaja de la facilidad de depósito en esa misma cuantía –desde el 0% actual–; otro 59% prevé una ampliación de la barra de liquidez semanal en un año más, hasta mediados de 2016; el 42% espera un programa de financiación a la banca condicionado a la concesión de crédito a pymes –al modo del funding for lending del Banco de Inglaterra– y tan solo un 9% espera que se decida un programa de compra de activos que incluya a la deuda soberana.
Goldman Sachs es una de las firmas que, además de recorte de tipos y de la tasa negativa para los depósitos que aparca la banca en la cuenta del BCE, prevén ya medidas concretas para estimular la financiación a las pymes, con la activación de líneas de financiación a largo plazo (LTRO entre 3 y 4 años) a cambio de marcar objetivos de concesión de crédito que, de no cumplirse, supondrían una penalización.
No en vano, el BCE tiene muy presente el uso que se dio a la megainyección de liquidez de hace ya casi tres años, por más de un billón de euros y que no se destinó al crédito sino a la compra de deuda soberana. La banca sacó grandes beneficios de adquirir deuda a rentabilidades muy superiores al coste, muy reducido, al que el BCE le prestaba el dinero. Y aunque no fluyó el crédito, sí sirvió para sostener la financiación en los mercados de gigantes como España o Italia. La gran sorpresa mañana vendría de un programa de compra de activos QE, que los inversores sí contemplan pero que se haría esperar a final de año.
El euro aguarda en los 1,36
El tipo de cambio queda fuera del mandato de la política monetaria del BCE, concentrada en la estabilidad de precios. Pero su fortaleza se ha convertido en un quebradero de cabeza y ya interfiere en los precios, en el momento en que un euro fuerte alimenta una baja inflación gracias a que abarata el coste de la energía. La divisa europea trepó a 1,38 tras la reunión de marzo en que el BCE no rebajó tipos, y llegó a superar después los 1,39 pero desde entonces se ha relajado hasta los 1,36, llegando incluso a caer de esa cota. Como ha sucedido con la deuda soberana, a Draghi le ha bastado avanzar pasos futuros de su política monetaria para lograr la relajación de la cotización del euro, que no sería ahora motivo para desencadenar su intervención. Para los expertos, un nivel sostenido de 1,4 dólares si haría necesario tomar medidas.