Los test de estrés evitarán el ridículo
Las pruebas de estrés bancario de 2014 en Europa no será necesariamente el hazmerreír de los ejercicios similares que se hicieron en 2010 y 2011. Los supuestos macroeconómicos de la Autoridad Bancaria Europea para la versión de este año, dados a conocer el 29 de abril, podrían haber sido más duros, pero una combinación de una metodología más estricta y el contexto de la recuperación general deberían significar menos abucheos.
La suposición fundamental de la EBA en su escenario adverso es una desviación acumulativa de siete puntos porcentuales negativos del Producto Interior Bruto de la Unión Europea, a finales de 2016, tomando como referencia una previsión de crecimiento del 5% en la UE en el mismo período. Para el ejercicio de 2011, la EBA había previsto solo un choque de cuatro puntos porcentuales en dos años.
En contraste con otras pruebas de estrés, los supuestos no parecen tan complicados. El escenario adverso más grave en los exámenes de Estados Unidos tiene en cuenta una caída de 8,9 puntos porcentuales en nueve trimestres.
Una metodología más estricta y la recuperación deberían significar menos abucheos a las pruebas
El mínimo exigido de capital core Tier 1 del 5,5% (en condiciones adversas) también parece todavía algo escaso, al igual que la caída media del 19% para los precios de las acciones.
En defensa de la EBA, el principal tormento de la zona euro en la actualidad –la deflación– es menos aterrador que la ruptura total temida en 2011. El compromiso del Banco Central Europeo de comprar bonos soberanos, unido a varios paquetes de rescate, hicieron que la suposición de la EBA de un aumento de 316 puntos básicos en la rentabilidad de la deuda griega este año fuera más creíble. Y a diferencia de lo ocurrido en sus anteriores pruebas, a los bancos no se les permitirá ocultar las pérdidas en sus carteras de deuda soberana.
Ahora que se conoce la metodología, el factor crítico es si los inversores tendrán confianza en la forma en que las aportaciones interactuarán con la revisión de la calidad de los activos del BCE, que tiene por objeto armonizar las deudas de dudoso cobro en toda la zona euro. Al menos en esta ocasión, la EBA se ha dado a sí misma la oportunidad de parecer creíble.