Comprar casa para especular se acaba; vuelve el piso para vivir
Durante el boom, más de la mitad de las ventas (56%) tenían “un componente inversor” Hoy el promedio es permanecer en la misma vivienda casi una década
La información que suelen remitir quienes compran una casa al Registro de la Propiedad es valiosísima, sobre todo si se hace una explotación estadística de ella, como viene haciendo desde 2004 el Colegio de Registradores de la Propiedad. En ninguna ley dice que uno tenga que adquirir una vivienda para vivir en ella obligatoriamente, pero lo cierto es que durante el pasado boom inmobiliario muchos se preguntaron cómo era posible que se vendieran tantos pisos.
La mayoría esgrimió en defensa de ese volumen de transacciones que la clave estaba no solo en la bonanza económica y el crédito barato, sino en el hecho de que España es uno de los principales destinos turísticos del mundo; por lo que el peso de las residencias de vacaciones debía ser tenido en cuenta.
Y así fue. Esas tres circunstancias llevaron a España a protagonizar una de las espirales alcistas de precios inmobiliarios más importantes de la historia reciente y a convertirse en uno de los países con mayor proporción de casas por hogar del mundo: 1,45
Tales fueron las subidas de precios y, por lo tanto, las revalorizaciones de los inmuebles en apenas meses, que muchos lo vieron como el negocio más rápido y fácil de cuantos existían. Hubo años que ni la Bolsa pudo competir con las plusvalías que podían llegar a obtenerse con la venta de una casa y entonces Hacienda decidió tomar cartas en el asunto.
Mucho se debatió sobre cómo frenar las operaciones meramente especulativas, ya que se detectó cómo había propietarios que vendían los pisos incluso sin haberlos escriturado previamente: se transferían solo los derechos de compra que se suscribían en los contratos de arras o contratos privados, por ejemplo, en las casas de nueva construcción. De este modo, la ganancia era aún mayor, ya que eludían el pago de impuestos.
Plazo de posesión
Finalmente, no se tomó ninguna medida, ya que distintos informes lo desaconsejaron; pero se estableció que el criterio a tener en cuenta para determinar cuándo una compraventa podía tener “cierto componente inversor” sería el tiempo medio de posesión de los propietarios de la casa cuando la vendieran. La crisis económica que estalló a partir de 2008 hizo el resto.
El Anuario de la Estadística Registral Inmobiliaria elaborado por el Colegio de Registradores y publicado hoy establece que mientras en 2007 más de la mitad de las viviendas vendidas, el 56,2%, lo hicieron en menos de cinco años desde su anterior adquisición, el año pasado esas operaciones ya solo representaron el 26,8% del total.
En paralelo, se produjo un aumento del número de casas que permanecieron en manos de sus dueños más de 10 años, por lo que su componente mayoritario fue el uso residencial, o dicho de otra manera, se utilizaron en la mayor parte de los casos para vivir en ellas. Éstas supusieron un 19,90% en 2007 y un 33,22% el año pasado.
El estallido de la crisis y, por consiguiente, las mayores dificultades para vender las viviendas es lo que explica que haya ido aumentando progresivamente el tiempo medio de posesión de las casas desde los siete años y cuatro meses de 2007, hasta casi la década en 2013 (nueve años y 10 meses), un 34,09% más. Comprar para especular ha dejado de ser un negocio sin riesgo.