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Columna
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'Savoir faire' para las fusiones francesas

La política y el orgullo nacional han parecido siempre obstáculos insuperables para los extranjeros que han querido realizar ofertas en Francia. Pero las últimas grandes operaciones –Lafarge-Holcim, Publicis-Omnicom, Peugeot -Dongfeng e incluso la batalla por SFR– sugieren soluciones. Si el consejero delegado de General Electric, Jeff Immelt, realmente quiere comprar Alstom, debería tener en cuenta estas tácticas que a otros les han resultado de utilidad:

1. Usar bien la retórica. Esto es un “proyecto industrial audaz que promueve la inversión y el empleo en Francia y más allá”. No es una adquisición altamente sinérgica.

2. No tocar las fábricas. Se deben hacer promesas estrictas sobre los puestos de trabajo o se corre el riesgo de sufrir la ira del Elíseo. Siempre puede volver más tarde, cuando el gobierno o la economía, hayan cambiado.

Hay que hacer promesas sobre los puestos de trabajo o se corre el riesgo de sufrir la ira del Elíseo

3. Dar muestras de afecto. Si las empresas son iguales, hay que declarar una fusión entre iguales, dividir el consejo de administración y los puestos de responsabilidad, y poner en primer lugar el nombre francés. En este caso, General Electric –que vale 25 veces más que Alstom– es claramente superior a la compañía francesa por lo que la operación tendría que realizarse como una adquisición directa. Llamar al resultado del acuerdo Alstom-Electric podría ser motivo de ruptura, pero GE debería guardar aun así algunos asientos en la junta directiva para los altos mandos de Alstom, y mantener unas oficinas centrales en Francia.

4. Hacerse con un buen guía: contratar a asesores políticos y banqueros francófonos, aunque su centro de trabajo no sea París.

5. Esperar que nadie vea límites a su francofilia. Después de ahorrarse todo ese dinero del recaudador de impuestos estadounidense, nadie quiere perder a su frère francés. Eso podría significar la búsqueda de un domicilio suizo (Lafarge) u holandés (Publicis).

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