La cultura alemana contra la deuda
La mayor economía de Europa es un rehén del ama de casa de Suabia, que Angela Merkel suele utilizar como ejemplo. Muchos alemanes esperan que el gobierno actúe como la cabeza de un hogar que gasta solo lo que gana. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, lleva ahora el culto contra la deuda a un nivel superior.
El proyecto del presupuesto 2015 presume de no tener deudas por primera vez en 46 años –una hazaña que el gobierno de Merkel quiere repetir en los próximos años a partir de ahora–.
A los votantes alemanes les encanta. Casi nadie se da cuenta de que el país pierde la oportunidad que ofrece el entorno económico actual. El deseo de los inversores internacionales por la deuda alemana ha reducido la rentabilidad del Bund a niveles históricamente bajos –menos del 1,6% para los bonos a 10 años–. La inflación anual de alrededor del 1,8% significa que Alemania puede financiarse a tipos de interés reales negativos.
Una mayor inversión del gobierno beneficiaría no solo a Alemania, también a toda la zona euro
Encontrar un uso racional del dinero barato sería una tarea fácil. En las últimas dos décadas, Alemania ha descuidado su infraestructura pública. Las autopistas están bloqueadas, las carreteras locales salpicadas de baches, y el envejecimiento de los puentes los hace cada vez más inseguros. Las universidades sin una financiación suficiente están perdiendo frente a rivales de clase mundial, y las escuelas están dejando atrás a los niños de las familias pobres. El impulso a las energías renovables requiere miles de millones de inversión en la red eléctrica. Los analistas calculan que la inversión pública tendría que elevarse en 7,2 millones de euros al año durante dos décadas.
Una mayor inversión beneficiaría no solo a Alemania, sino a toda la zona del euro. Una demanda interna más fuerte estimularía las importaciones y aceleraría el reequilibrio económico de la unión monetaria.
Es hora de que el ama de casa de Suabia para aprenda sobre el funcionamiento del mundo.