Chez Cocó recupera la esencia de las ‘rotisseries’

Su decoración y su cocina abierta, algunos de los atractivos principales del establecimiento En un horno castellano se asan lechazos certificados por el Consejo Regulador IGP

Entrada, con la cocina vista; y rincón de la sala de Chez Cocó.

Tras la aceptación de Casa Paloma, los propietarios decidieron abrir un nuevo local en Barcelona, Chez Cocó, con el firme propósito de recuperar la esencia de las clásicas rotisseries francesas. Situado en plena Diagonal, se ha convertido en un referente gastronómico. Sorprende, nada más entrar, por su decoración y su cocina abierta, desde donde se contemplan las entrañas del restaurante. El espacio está decorado con elementos de las cocinas tradicionales toscanas y provenzales, rescatando mosaicos artesanales, ollas de cobre y suelos de dámero en barro, dándole una atmósfera chic.

Asadores donde se preparan las aves.

La pieza principal es la rotisserie, una pieza de tres asadores coronada por un espejo restaurado del siglo XIX. Se trata de un espacio con personalidad, que no sigue los dictados de la moda o las tendencias. Pero las grandes protagonistas son las piezas de carnes y aves que allí se asan, a la vista del cliente. La sencillez es lo que hace grande a este establecimiento, donde se puede comer un buen pollo asado, así como pichones, patos, pintadas o codornices, asadas a la broche. La clave está en la forma de trincharlo y en la salsa de acompañamiento.

Jarrete de ternera.

En un horno castellano, alimentado con leña de encina y alicatado con mosaicos pintados a mano, se asan lechazos certificados por el Consejo Regulador IGP y el cochinillo de Arévalo, asado al estilo segoviano. Las aves y las carnes se acompañan de verduras frescas de temporada. Merece la pena pedir de entrantes unos clásicos buñuelos de bacalao o una impecable ensaladilla rusa. De postre, babá al ron con chantilly o tarta de queso y frambuesa.

Chez Cocó: Diagonal 465. Barcelona. Tel. [phone]. www.chezcoco.es.