Mejor descartar la 'forward guidance'
La estrategia de forward guidance de los bancos centrales ofrece modestos beneficios en comparación con los significativos riesgos. Dicho juicio ya es común entre los economistas, acaba de ser respaldado por una autoridad como el Banco de Pagos Internacionales. Ello implica que hay que abandonar este experimento político.
Andrew Filardo y Boris Hofmann, economistas de la organización con sede en Basilea, no sacan explícitamente a esa conclusión. Su trabajo resume lo que se ha aprendido acerca de los compromisos oficiales para mantener los tipos de interés estables durante un periodo anunciado o hasta que una variable económica clave cruce un umbral previsto. Tiene la suavidad típica de los documentos casi oficiales.
Los bancos centrales se arriesgan a perder su credibilidad si hacen promesas que no se mantienen
Sin embargo, los hechos se han expresado con claridad. Los grandes bancos centrales que han intentado utilizar esta estrategia de forma explícita para guiar y calmar los mercados han tenido un éxito modesto y decreciente, con algunas señales de que la volatilidad de los mercados financieros y la sensibilidad aumenta en realidad cuando las noticias económicas van mejor de lo previsto.
Los bancos centrales se arriesgan a perder su credibilidad si hacen promesas que no se mantienen o mantienen promesas que nunca debieron haber hecho. Y el temor de las autoridades a la respuesta negativa de los mercados podría llevar a retrasar un endurecimiento de las políticas, por otra parte necesario. Lo que se supone que debería fomentar la actividad económica podría, dicen los autores, “fomentar la acumulación de vulnerabilidades financieras”.
En otras palabras, la forward guidance conduce a una inversión de roles poco saludable. Las autoridades monetarias, que deberían contener a los mercados, terminan esclavizadas por los inversores. El estudio habla de “dominación financiera". Ha habido más que suficiente de eso en el mundo en estos últimos años. La forward guidance hace poco bien, pero aumenta la influencia del lado irracional y económicamente contraproducente de las finanzas. Esas son razones bastante convincentes para descartarla.