La senda de la moderación salarial
El pacto de negociación colectiva que garantiza la moderación salarial en España entre 2012 y 2014 concluye a finales de este año, momento en que patronal y sindicatos deberán renovar el acuerdo. Las recomendaciones de ese acuerdo han sido seguidas puntualmente por las partes que se han sentado a negociar los convenios. Los datos revelan que 2013 se cerró con un incremento salarial medio del 0,57%, por debajo incluso del 0,6% que el pacto recomendaba para ese año. Un análisis de 62 convenios firmados a finales del ejercicio pasado revela que la mayoría de ellos recoge alzas salariales inferiores al 1% hasta más allá de 2014.
Otra de las conclusiones que se desprenden del análisis de los acuerdos es que crecen las mejoras salariales vinculadas a los resultados de la compañía o a la mejora de la economía. Entre las fórmulas utilizadas figura desde el binomio moderación+pluses vinculados a resultados, la vinculación a la evolución del PIB o a índices sectoriales, además de la tradicional vinculación al IPC. La conclusión, a la vista de esta muestra de convenios, es que los pactos salariales en el mercado laboral español se están distanciando –con lentitud pero de forma clara– de la fórmula que vinculaba las retribuciones a la evolución de la inflación, o de fórmulas compensatorias basadas en criterios no económicos, como es el caso de la antigüedad. Esta moderación salarial, junto al efecto de la reforma laboral, ha contribuido considerablemente a la devaluación interna de costes y de precios que la economía española ha llevado a cabo en los últimos dos años. Varias de las reformas que el Gobierno ha impulsado –es el caso de la creación del índice de garantía de competitividad (IGC) recogido en la Ley de Desindexación o la introducción del factor de sostenibilidad de las pensiones– tienen como objetivo eliminar los mecanismos que generan espirales alcistas en la formación de costes y precios porque suponen un serio obstáculo para la competitividad del país.
Dado que la entrada de España en la Unión Europea ha privado a nuestra economía de la posibilidad de beneficiarse de las ventajas de las herramientas de política monetaria –devaluaciones monetarias–, la batalla para recuperar la competitividad solo puede librarse con un proceso de devaluación interna de precios y costes. Ese proceso no solo no ha concluido en España, sino que debe mantenerse para impulsar y consolidar la incipiente recuperación de la economía y ayudar a que el país continúe recuperando competitividad. Se trata de una receta que exige sacrificio y disciplina –tanto en precios como en salarios– pero cuyos resultados son eficaces y necesarios.