Un mundo más complicado
Los responsable políticos de las economías emergentes se lamentan comprensiblemente. Pero no pueden esperar algo de mágica coordinación en la política monetaria global. El endurecimiento de Estados Unidos es esencial para frenar las burbujas globales. Los mercados emergentes son las primeras víctimas. Pero no serán las últimas.
Las quejas son ruidosas. “La cooperación monetaria internacional se ha roto”, dice Raghuram Rajan, el jefe del banco central de la India. Alexandre Tombini, su homólogo brasileño, habla de la subida de los tipos de interés en los mercados desarrollados como de una “aspiradora” que succiona las economías emergentes hacia el caos.
Ello revierte lo sucedido en 2010, cuando Brasil advirtió sobre las “guerras de divisas”, una expresión de color para los efectos de la política monetaria estadounidense ultraflexible. Entonces los dólares devaluados fluían hacia los mercados emergentes elevando sus monedas. Ahora el dinero viene a casa.
La impresión de dinero de la Fed ha llevado los precios de muchos activos hasta niveles poco saludables
Pero los lamentos no sirven de nada. Cuanto más grandes son las burbujas, más peligrosas se vuelven. El endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal llega tarde. Su impresión de dinero ha llevado los precios de muchos activos hasta niveles poco saludables –y los precios de los bonos y las materias primas se encuentran entre los que ya se están viniendo abajo–. Por otra parte, muchas economías emergentes –entre ellas Brasil , India y Turquía– han exacerbado su debilidad a través de malas políticas o reformas inadecuadas. La marea de capital en retroceso ha expuesto esos problemas. A pesar de la debilidad de divisa y de que un mayor crecimiento de los países desarrollados impulsarán las exportaciones, el renacimiento de las economías emergentes llevará años, no meses.
La crisis emergente no es lo suficientemente grande como para afectar mucho al crecimiento mundial. Pero los problemas son una advertencia para los mercados desarrollados. Los mercados emergentes no serán los únicos que lamenten un 2014 en el que la Fed ha terminado de imprimir dinero.