'Los hombres de negro', en tela de juicio
La investigación del Parlamento Europeo (PE) sobre el papel de la troika durante la crisis económica ha reforzado el debate sobre la legitimidad de la tríada y las exigencias aplicadas a los países rescatados, a la vez que pone en tela de juicio su futuro.
Aunque los “hombres de negro” han sido la diana de la frustración social en los países rescatados, hasta el momento no se había abierto un debate formal en Bruselas sobre el papel desempeñado por la Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) en la crisis.
El impacto de las decisiones tomadas y la falta de base legal son dos de los principales argumentos que los eurodiputados esgrimen para apostar por el “desmantelamiento” de la troika, en palabras del socialista francés Liem Hoang Ngoc al presentar las primeras conclusiones de la evaluación parlamentaria realizada esta semana.
Además, Hoang Ngoc -responsable del informe de evaluación del trabajo de la troika, elaborado mano a mano con el vicepresidente austríaco de la Eurocámara, el diputado popular Othmar Karas- apuntó al “dogmatismo” con que se han aplicado las recetas de la troika y la opacidad en la toma de las decisiones.
Las críticas también se han hecho oír desde las capitales de los países rescatados, como ha quedo reflejado en las misivas enviadas a los eurodiputados por las autoridades de Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre, en las que evalúan la intervención de la tríada.
Grecia, que se convirtió en el ojo del huracán de la crisis europea y en el primer país en ser rescatado, ha acusado a la tríada de haber subestimado el impacto que tendría el programa de recortes y reformas que se impuso a Atenas a cambio de la asistencia financiera.
“Esta infravaloración se debió parcialmente al bajo multiplicador fiscal utilizado (por la troika), tal y como ha reconocido el propio FMI”, afirma Sturnaras en su carta remitido a los eurodiputados.
La postura del ministro griego coincide con la expresada, en términos menos severos, por su homóloga portuguesa, Maria Luís Albuquerque, que indica en su carta que el programa de ajustes tuvo un impacto “peor de lo esperado” tanto en la actividad económica como en el desempleo.
En Irlanda, el primer país en salir del programa de asistencia, se percibe como un “éxito” haber logrado capear el estallido de la burbuja inmobiliaria que amenazó con arrastrar a la quiebra el sistema financiero del país y con él, a las cuentas del Estado que salió en su rescate.
Sin embargo, el ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan, reconoce que pese a que el país no tendrá que recurrir a medidas de acompañamiento tras el programa, aún debe enfrentarse a “retos” como el alto desempleo o su alto nivel de deuda pública.
Por su parte, tanto el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, como el expresidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet, han defendido la labor de la troika en sus intervenciones ante los eurodiputados.
Trichet aseguró que logró evitarse una crisis “peor” que la Gran Depresión de 1929, aunque reconoció que la respuesta dada quedó “lejos de lo óptimo”, algo que justificó en razón de la urgencia de la situación.
Rehn también recalcó que la troika funcionó “bien en circunstancias difíciles” y afirmó que las instituciones deberían seguir trabajando juntas, en contra de la opinión de los diputados europeos, que apuestan por la creación de un Fondo Monetario Europeo a partir del fondo de rescate permanente.
“Hay que pensar mecanismos de relevo que lleven a cabo esta función, y en particular pensamos que el Mecanismo Europeo de Estabilidad está llamado a aumentar su importancia”, dijo Karas.
Por contra, el analista del centro de estudios Brueggel Zsolt Darvas explicó a Efe la importancia de que se mantenga al FMI “como la voz independiente dentro del equipo”, ya que aseguró que la CE puede ser susceptible a las influencias de los grandes países, como Alemania, mientras que el BCE debería limitarse a ser un “observador silencioso”.
Respecto a otra de las principales preocupaciones del Parlamento Europeo, la falta de control democrático sobre la toma de decisiones de la troika, Darvas apostó por que las tres instituciones rindan cuentas ante la Eurocámara de manera periódica, aunque reconoció que no existe base legal para forzar a los acreedores a ello.
El debate continuará al menos hasta abril, momento en el que los eurodiputados pretender presentar las conclusiones finales de la investigación en los países rescatados, un mes antes de las elecciones europeas de mayo.