Un total de 3.000 ingenieros de caminos españoles –de los 26.000 existentes– trabajan fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, un alumno de la Universidad de Vigo escribió recientemente al ministerio de Educación afirmando que los ingenieros españoles que no han cursado un máster están discriminados fuera de España.
Pregunta. ¿Cuál es su posición con respecto al máster?
Respuesta. Se nos está haciendo un daño tremendo. Nuestros estudios cumplen las condiciones necesarias e, incluso, las superan. Llevamos casi dos años solicitando la equiparación y el ministro se muestra favorable a ella. Nos preocupa porque una empresa puede llegar a perder un concurso debido a la falta de este reconocimiento. No puede dilatarse más.
P. Usted ha reclamado “obras de tamaño medio y prioritarias”, ¿cuáles son las más urgentes? "Lo más perentorio es la conservación de infraestructuras, tenemos un patrimonio muy rico que no podemos dejar que se desbarate”
P. ¿Qué valoración hacen de los Presupuestos Generales del Estado 2014 en cuanto a obras públicas? “La mejora de la economía se nota en el cambio de pendiente de la curva de parados. Después de un 2012 muy malo, 2013 ha sido mejor”
P. Según usted, ¿qué está pasando con las obras de Sacyr en Panamá?
R. Por las conversaciones que he podido tener, parece que han surgido imprevistos lógicos: puede haber sobrecostes debidos al desconomiento del subsuelo. Los túneles y las obras subterráneas que tienen que cimentarse bajo el mar, como las hidráulicas marítimas, son las más complejas para llegar al presupuesto exacto. Por eso, todos los contratos prevén unas comisiones para resolver estos conflictos, los sobrecostes y unos tribunales de arbitraje. Le podría citar el Eurotúnel –el Canal de la Mancha–, que se disparó en coste desde los 9.000 millones de euros hasta más del doble. En ocasiones, los sobrecostes vienen impuestos por mejoras en el proyecto, pero otras veces por resolución de imponderables, como por ejemplo la geotecnia.
P. La ministra de Fomento medió en el conflicto entre Sacyr y las autoridades panameñas. ¿Se sienten apoyados por el Gobierno de España?
R. Por supuesto que sí. El Gobierno es consciente de la valía que tiene la ingeniería española y además sabe que nuestro trabajo tiene un valor añadido que permanece en España.
P. Hay muchos ingenieros españoles trabajando en el extranjero, ¿cómo está la situación en nuestro país?
R. En principio mal: no hay un nivel suficiente de contratación, muchas empresas tienen que hacer ajustes en sus plantillas y, además, se ha experimentado una aparición desenfrenada de plazas en las universidades.
P. Los indicadores económicos apuntan a una mejoría de la situación. ¿Se nota esto en el mercado de la ingeniería?
R. Se nota algo. En 2013, ha cambiado la pendiente de la curva en las estadísticas de ingenieros parados. Parece que el empleo se comienza a estabilizar después de 2012. Uno de los motivos es que muchos han salido a trabajar al exterior.
P. ¿Qué es lo más necesario para que un joven ingeniero acceda al mercado laboral?
R. Debido a la internacionalización de la mayoría de empresas, lo más necesario es el inglés, sin lugar a dudas.
Mejoras a la ley de servicios y colegios profesionales
Juan Santamera afirma que la ley de servicios y colegios profesionales que esta tramitándose actualmente “es una ley buena”, porque obliga a certificar la acreditación profesional, pero que han hecho una serie de alegaciones ya que no resuelve el tema de las atribuciones profesionales en cuanto a la edificación, entre otras custiones.
El presidente de los ingenieros hace autocrítica manifestando que la profesión siempre ha sido “un poco gremialista”, porque se solían hacer reservas de actividad, pero que un ingeniero de minas es capaz de trabajar en la construcción de puertos, por ejemplo.
Santamera aplaude la propuesta del Ministerio de Economía al promover la máxima competencia de los profesionales: “Un ingeniero naval, que ha cursado estudios para llegar a diseñar un trasatlántico, tiene las habilidades suficientes como para llevar a cabo los planos de un gran edificio, que guarda muchas similitudes con la estructura de los barcos de gran tamaño”.
El presidente del Colegio de ingenieros ejemplifica con el tercer túnel de la autopista A-6 que las distintas especialidades pueden tener choques de criterios. Este túnel, diseñado por un ingeniero de caminos de Madrid –comunidad donde empieza–, sufrió una demora de un año antes de su contrucción porque el ingeniero de minas de Castilla León –región donde acaba– no lo aprobaba.
Santamera remarca que la ley “es más de servicios que de colegios profesionales” y, por tanto, no aborda esta problemática.