Protejamos la propiedad intelectual
La protección gubernamental de los derechos de propiedad intelectual impulsa la innovación, protege los puestos de trabajo y fomenta el desarrollo económico.
Sin embargo, las redes delictivas saben lo lucrativo que es robar los derechos de propiedad intelectual de sus legítimos titulares.
Tengan en cuenta, por ejemplo, que una empresa farmacéutica puede gastar más de mil millones de euros en el desarrollo de un “medicamento milagroso”, y pasar a encontrar falsificaciones del mismo en el mercado tan solo un año después de su lanzamiento.
Un estudio cinematográfico puede invertir cientos de millones de dólares en una sola película, y encontrar que se están ofreciendo copias pirateadas de la misma gratuitamente por internet antes incluso de su estreno oficial en los cines.
El robo de propiedad intelectual acarrea la pérdida de miles de millones de ingresos
Un emprendedor puede desarrollar un producto sofisticado que hace frente a una necesidad social, y poco después averiguar que su innovación ha sido copiada, está siendo anunciada bajo idéntica marca, y la está vendiendo una organización delictiva.
Queda comprobado que el robo de propiedad intelectual acarrea la pérdida de miles de millones en ingresos, impuestos y de puestos de trabajo. La innovación, la seguridad para el consumidor, y el crecimiento económico son sacrificados a favor del lucro delictivo.
Lo que a veces se echa en falta en el debate sobre la piratería es que no se trata realmente de si el presidente de un estudio cinematográfico de Hollywood o la actriz Angelina Jolie va a ganar un millón de dólares más o menos, o si la cotización va a subir o bajar unos céntimos por acción, sino que este fenómeno tiene un impacto económico directo sobre los trabajadores de una empresa, la recaudación de impuestos a favor de nuestras comunidades, y la seguridad de los consumidores.
En la economía local, la venta de mercancías falsificadas sustrae puestos de trabajo reales de personas que de otra manera hubieran sido contratadas para vender el artículo legítimo.
Si se venden falsificaciones, no se crean puestos de trabajo, no se recaudan impuestos y, a pesar de lo que se piensa generalmente respecto a las falsificaciones, los consumidores son defraudados con frecuencia.
Los delincuentes no invierten en grandes ideas tecnológicas ni financian la creatividad de los artistas. Tan solo esperan copiar y reproducir ilegalmente las innovaciones de otros.
En el caso de las empresas, la propiedad privada es, con frecuencia, su propiedad intelectual
Además, la mimetización ya llega hasta el aspecto de los sitios web que venden los artículos falsificados. Para los sitios web que gestionan las organizaciones delictivas se roban pura y llanamente los fondos de pantalla y las imágenes de los sitios auténticos para luego ofrecer los artículos falsificados a consumidores inadvertidos. Se está copiando hasta las marcas comerciales y las imágenes que relacionamos con los sitios web legítimos y pegándolas en estos “sitios web infractores”.
Con frecuencia, estos sitios web ofrecen sólo un pequeño “descuento” del precio oficial del artículo al por menor, dando así al consumidor la sensación de confianza de que el sitio es legítimo y que se trata simplemente de conseguir una ganga.
También, algunos sitios web infractores venden artículos que nunca deberían ser falsificados, tales como los airbags que protegen vidas humanas en accidentes de automóviles o las medicinas necesarias para mantener a los enfermos con vida.
Mi organismo, Investigaciones de Seguridad Nacional (Homeland Security Investigations, o HSI), depende de Investigaciones de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (Immigration and Customs Enforcement, o ICE), el segundo organismo federal de lucha contra la delincuencia más grande de Estados Unidos. Uno de los cometidos de HSI es la investigación de la sustracción de propiedad intelectual en los Estados Unidos.
HSI también gestiona el Centro Nacional de Coordinación de Derechos de Propiedad Intelectual, (National Intelectual Property Rights Coordination Center), conocido como el Centro IPR, según el inglés. Este centro reúne a 17 organismos estadounidenses, junto con Europol, Interpol, y los gobiernos de Méjico y Canadá, con el propósito de combatir el robo de propiedad intelectual en todas sus formas.
Desde junio de 2010, el Centro IPR y HSI han estado llevando a cabo la operación “In Our Sites” (En nuestros sitios), una iniciativa sostenida contra la falsificación y la piratería en internet.
A través de esta operación, se han intervenido hasta ahora más de 2.000 sitios infractores, se han incautado más de 3 millones de dólares USA, y se han detenido a 15 individuos, muchos de los cuales siguen cumpliendo condenas de prisión.
En 2012, nos unimos a Europol y a cinco Estados miembros de la Unión Europea en una actuación internacional en el contexto de la operación “In Our Sites”, y lo hicimos de nuevo en junio de 2013.
Esta fuerte actividad en aras de protección de la propiedad intelectual en internet ha sido elogiada por víctimas titulares de derechos, criticada por algunos que consideran que internet no debería ser sometido a medidas represoras, y contemplada con curiosidad por muchos otros.
Sin embargo, los gobiernos existen en gran medida para proteger la propiedad privada. En el caso de las empresas, la propiedad privada es, con frecuencia, su propiedad intelectual. La lucha contra la delincuencia en el terreno de la propiedad intelectual ha de ser una prioridad para los organismos gubernamentales.
Una de las razones del éxito de actuaciones como la operación “In Our Sites” ha sido los esfuerzos por parte del Centro IPR por fomentar alianzas con el sector privado. Reconocemos que las fuerzas de lucha contra la delincuencia no pueden combatir el robo de propiedad intelectual por sí solas.
Erik Barnett. Intelectual Property Rights. Homeland Security Investigations.