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El FROB ofrece cuatro escenarios a los postores con más DTAs cuanto mejor sea la oferta

El comprador de Novagalicia obtendrá hasta 2.800 millones en créditos fiscales

La complejidad del modelo de puja dificulta una adjudicación en primera vuelta.

Imagen de una oficina de Novagalicia.
Imagen de una oficina de Novagalicia.Pablo Monge.
Juande Portillo

La subasta de Novagalicia entró ayer definitivamente en su recta final con la comunicación a los postores del último elemento clave para realizar sus pujas, para las que tienen plazo hasta el próximo lunes. El FROB informó a los bancos españoles Santander, BBVA y CaixaBank, al venezolano Banesco y a los fondos de inversión Guggenheim, JC Flowers, Wilbuir Ross y Anchorage de la cuantía de créditos fiscales que podrían obtener si adquieren la entidad nacionalizada.

Un factor clave que estaba por clarificar después de que el Gobierno decidiera avalar una parte de los activos fiscales de la banca para permitir que sigan computando como capital de las entidades a partir de enero, cuando la entrada en vigor de la normativa financiera Basilea III los hubiera restado todos del cálculo de solvencia. En el caso de Novagalicia, la cifra final aprovechable por el comprador podría llegar hasta los 2.800 millones de euros, un 62% de los 4.500 millones con que contaba la firma antes de la reforma.

La cifra de 2.800 millones, no obstante, es solo la mayor de las propuestas por el FROB que ofreció cuatro escenarios distintos a los diferentes postores con volúmenes descendientes de activos fiscales. El más bajo de los cuatro implica el reconocimiento de solo 1.500 millones. La idea es que los interesados jueguen con una cifra mayor o menor de activos fiscales a asumir (DTA, por sus siglas en inglés) en función de la oferta que estén dispuestos a realizar al FROB, aunque la ausencia de una única cifra concreta descolocó a algunos de los pujantes.

El tema de fondo es que, pese a que el volumen de DTA aprovechable ha sufrido un recorte de casi el 40%, disfrutar del derecho a descontarse 2.800 millones de euros en impuestos sobre beneficios futuros es una capacidad que se da por sentada para los grandes bancos de la puja –que ya generan resultados millonarios– pero que un fondo como Guggenheim, que a priori solo tendría el negocio de Novagalicia, tendría más complicado aprovechar. Se da así la opción a compensar una puja monetariamente menor con la reclamación de menos DTA.

La complejidad de este modelo de puja con varios escenarios, que algunos postores admiten que va a tener a sus técnicos trabajando las madrugadas que quedan hasta el lunes, complica en todo caso la posibilidad de adjudicar la firma en una primera vuelta.

La pretensión del organismo que dirige Antonio Carrascosa es vender automáticamente la fusión de las antiguas cajas gallegas si hay un postor que presente una oferta claramente mejor a las del resto. En concreto, el organismo ha comunicado a las firmas interesadas que habrá un ganador inmediato si la propuesta más atractiva supera en un 50% a la segunda mejor o se sitúa 200 millones de euros por encima.

El objetivo del FROB es ingresar unos 1.500 millones de euros por Novagalicia, el 55% de su valor en libros, para reducir en algo la fuerte factura que ya sufre el contribuyente por la entidad. Esta ha recibido 9.052 millones de fondos públicos, 802 millones más del Fondo de Garantía de Depósitos (el FGD, alimentado por la banca) y ha traspasado su carga tóxica a Sareb, participada al 45% por el Estado.

El cálculo, sin embargo, no será sencillo. El FROB deberá calibrar el equilibrio que existe entre los ingresos efectivos que está dispuesto a hacer cada postor y los activos fiscales que solicita, pues a fin de cuentas son derechos a pagar menos impuestos en el futuro lo que también tendría un impacto en las arcas públicas.

A ello, hay que sumarle la pretensión de algunos de los interesados de reclamar en su propuesta una suerte de esquema de protección de activos (EPA). Es decir, un seguro para que el Estado cubra una eventual depreciación de los inmuebles y créditos a promotor que quedan en la firma –el grueso se traspasaron al banco malo– o las minusvalías que puedan sufrir sus participadas industriales.

Algunos de los postores asumen que dadas las variables de cada puja será difícil identificar con facilidad la menos mala, lo que llevaría al FROB a abrir una segunda ronda de propuestas, esta vez limitada ya a los autores de las tres mejores ofertas de la primera tanda. El calendario que maneja el organismo, en todo caso, pasa por adjudicar la firma antes de que concluya el año.

Una subasta rodeada de suspicacias

“Absolutamente convencido”, dijo estar ayer el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, de que Novagalicia se adjudicará de forma “objetiva” a “la mejor oferta”. “En el caso de que no sea así, es evidente que estaríamos ante una conflictividad en la adjudicación”, matizó acto seguido, ante los rumores de que el modelo de subasta tiende a beneficiar a la gran banca frente a los fondos internacionales presentados a la puja. Feijoo ha sido un firme defensor de mantener el espíritu gallego de la entidad traspasándola a un fondo en lugar de diluyéndola en una entidad con presencia nacional o internacional, opción que da más confianza a Economía y al Banco de España. El temor entre las firmas de capital riesgo que pujan por Novagalicia es que su presencia haya sido solo utilizada para potenciar al alza el precio por el que, hagan lo que hagan, se venda a un banco.

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