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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un año para volver a invertir

La feliz combinación que supone una economía con bajos tipos de interés y una recuperación incipiente dibuja un 2014 en el que la inversión en los mercados cobrará especial atractivo. A falta de cinco semanas para terminar el año y aun después de la corrección sufrida en las últimas semanas, el Ibex acumula una revalorización de más del 18%. A esas circunstancias ambientales –bajo precio del dinero y mejora de perspectivas– hay que añadir unos valores con rentabilidades que, en términos históricos, continúan siendo bajas. Dada la buena evolución registrada en 2013, es probable que las alzas que veamos en 2014 en el selectivo sean más modestas que las acumuladas en el ejercicio actual. La deuda privada, con rentabilidades que superan el 6%, aparece también como un destino atractivo para colocar el dinero, especialmente dada la pérdida de rentabilidad de los depósitos y de la deuda pública.

Uno de los factores determinantes para dibujar el escenario de inversión en renta variable será la hoja de ruta que sigan los bancos centrales. La estrategia de los supervisores bancarios podría jugar a favor, pero también en contra de los inversores. Por un lado, el mercado estará muy atento ante la retirada gradual de estímulos que podría consumar la Reserva Federal de EE UU si la economía estadounidense consolida su mejora. El final de esa política de apoyo equivaldría a una plena recuperación al otro lado del Atlántico, pero podría suponer al mismo tiempo un elemento desestabilizador –al menos, en un principio– para los mercados internacionales, sobre todo si no se hace al ritmo adecuado. La corrección que ese movimiento provoque en los valores podría, sin embargo, ser una buena ocasión para aumentar posiciones en renta variable. También un nuevo episodio del desencuentro entre republicanos y demócratas sobre la aprobación del presupuesto y la elevación del techo de deuda en EE UU o la inestabilidad presente en economías rescatadas –como Portugal yGrecia– son elementos que pueden sacudir los parqués.

El efecto revitalizador que hasta el momento ha ejercido el Banco Central Europeo en los mercados, a través de su batería de medidas extraordinarias, debería ir siendo sustituido por los buenos resultados de unas empresas que, tras una crisis de dureza inédita, comienzan a ver la luz. Las compañías españolas, especialmente aquellas que cuentan con un negocio diversificado geográficamente, han resistido la tormenta con solidez y afrontan el próximo ejercicio con buenas perspectivas. La recuperación de la economía mundial es un factor fundamental para apuntalar el atractivo de esos valores, pero también la mejora de la economía nacional jugará un papel importante en esa ecuación. En ese sentido, 2014 se presenta como el ejercicio en que comenzaremos a ver cuajar los frutos del esfuerzo que España ha realizado en materia de ajuste fiscal, devaluación de costes salariales y reformas estructurales. Ello debe reflejarse en un mercado de trabajo que carga con la necesidad de absorber casi seis millones de desempleados, pero que comienza a emitir signos de deshielo. Lo mismo ha de ocurrir con el consumo, cuya reactivación depende de la creación de empleo, pero también de la recuperación de la confianza ciudadana gracias a los indicios de mejora de la actividad.

Pese a esa conjunción de buenas perspectivas, la economía española sigue atada en un nudo gordiano que tiene consecuencias en materia de inversión, y determinará con nitidez el perfil del inversor con mayores posibilidades de beneficiarse de la rentabilidad del mercado. Por un lado, la exigente política de provisiones que se ha impuesto a la banca ha provocado una revitalización del mercado inmobiliario, que comienza a atraer las miradas de fondos de inversión internacionales y ofrece a los inversores buenas oportunidades en activos a un precio ventajoso. Por otro, la persistente sequía crediticia instalada sobre nuestra economía, que supone una barrera de acceso al mercado para el mediano inversor y constituye un preocupante impedimento para la consolidación de la recuperación. Junto a la lucha contra el desempleo, la normalización del mercado de crédito será la gran asignatura española para 2014.

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