Algo más que recortar empleos
Puede parecer que Siemens está pasando página. El gigante de la ingeniería alemana recorta su plantilla en un considerable número (15.000 empleos). De hecho, el movimiento es poco más que una reiteración de una iniciativa de eficiencia esbozada hace un año. Y aunque son muchos en términos absolutos, apenas es el 4% del total de trabajadores de Siemens.
Siemens no se recuperará recortando empleos. El consejero delegado, Joe Kaeser, tiene que hacer frente la antigua tendencia de administrar mal los proyectos a gran escala y pagar de más por las adquisiciones.
Afortunadamente, a Siemens le llega mucho trabajo. Su cartera de pedidos subió un 21% hasta los 21.100 millones de euros en el último trimestre. Con la generación de energía, la infraestructura ferroviaria, la automatización de la industria y la sanidad, como puntos fuertes, la compañía ha demostrado su capacidad para hacerse con nuevos negocios. La dificultad parece ser transformarlos en dólares.
Reducir la dilatada y cara fuerza de trabajo ayudará, pero Siemens se encuentra con frecuentes dolores de cabeza con los grandes proyectos que realiza. Los problemas han perseguido a los trenes de alta velocidad en Alemania y ha tenido dificultades para conectar los parques eólicos del Mar del Norte a la red eléctrica alemana.
El registro de adquisiciones de Siemens también deja mucho que desear. En 2007, gastó 5.000 millones de euros en la compañía de salud estadounidense Dade Behring –que perdió una cuarta parte del valor tres años después. Su incursión en el negocio solar, lanzado en 2009, es peor. Tras gastar cerca de mil millones de euros, la unidad se cerrará. La adquisición del negocio ferroviario de Invensys en el Reino Unido en 2012 es estratégicamente más sensata, pero no consiguió un buen precio. En 2013, vendió su participación en Nokia Siemens Networks con un gran descuento.
Siemens tiene un nuevo consejero delegado, pero todavía tiene que demostrar que ha desechado algunos viejos y desagradables hábitos.