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Columna
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Todo cambia

El euro ha vivido un oasis de estabilidad durante un verano en el que se ha visto aumentar la rentabilidad de la deuda, caer las acciones, y bajar a los mercados emergentes. Pero, los ánimos sobre la moneda única no son muy buenos. Algunos inversores están tan convencidos de que la divisa se debilitará frente al dólar que están pagando fuertes primas para expresar su pesimismo en el mercado de opciones.

La demanda de opciones que ofrecen el derecho a vender euros por dólares está superando la de aquellas que otorgan el derecho de comprar moneda única. Así, el precio de las primeras ha conseguido una gruesa prima sobre las últimas. En el caso de las opciones a uno –y seis meses–, estas primas han alcanzado recientemente su nivel más alto desde principios de julio.

Los movimientos están siendo impulsados por los inversores internacionales y las entidades empresariales con activos o recibos en euros que utilizan las opciones para protegerse contra el riesgo de una caída de la moneda. Los operadores que hacen apuestas especulativas sobre el debilitamiento del euro se están sumando a los volúmenes.

Por supuesto, el euro no caerá automáticamente solo porque la actividad del mercado de opciones sugiere que lo hará. Los mercados de divisas son grandes, líquidos y ultrasensibles a la aparición de nuevos temores, o nuevas esperanzas. En la actualidad, sin embargo, los inversores ven el pesimismo sobre el euro en primer plano. Un informe de las nóminas no agrícolas de Estados Unidos podría poner de relieve la relativa debilidad del mercado laboral europeo. El dólar podría fortalecerse ante una reunión de la Reserva Federal en la que anunciara una reducción de su programa de estímulo. Las elecciones en Alemania podrían tambier aumentar la incertidumbre sobre la moneda única.

La serenidad veraniega del euro podría pronto llegar a un abrupto fin.

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