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Columna
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Las ventas reales pueden variar

Las marcas están viendo que sus recompensas en China no son tan grandes como anunciaban. El aumento de las compras en una amplia gama de productos se ha reducido en el último año, y compañías que van desde Samsonite a Apple están declarando unas decepcionantes cifras de ventas allí. La idea de que los consumidores de la segunda mayor economía del mundo pueden sostener el crecimiento parece cosa del pasado.

No solo las marcas premium informan de la desaceleración de sus ingresos en China. Las ventas minoristas en casi todas las categorías están creciendo a un ritmo más lento que hace un año. El crecimiento en las ventas de cosméticos se ha ralentizado desde un 15% a un 10%, y los artículos textiles de punto de un 18% a un 12,5%. Solo la joyería de oro y plata, que tiene un atractivo especulativo, ha ido ganando impulso, con unas ventas que han crecido un 42% interanual en julio. Tiffany asegura que sus ventas en el país asiático son “especialmente fuertes”.

Para algunos productos, como los bolsos de diseño y las bebidas espirituosas, los límites del gobierno a la compra de regalos son un factor clave. Pero eso no es suficiente para explicar la amplia desaceleración. Es más probable que la ralentización de la inversión en vivienda, infraestructuras y manufactura, esté pesando en los ingresos. La renta per cápita disponible de los habitantes urbanos creció un 9% anual en los dos primeros trimestres de 2013, según un estudio oficial de la Oficina Nacional de Estadística –en comparación con la media registrada en cinco años del 13%–.

Si la inversión se desacelera, también lo hace el consumo. Eso significa que China no puede depender de los consumidores para dar un paso adelante y llenar el vacío si los niveles de inversión caen, como deberían hacerlo con el tiempo. Si China quiere que los consumidores asuman su parte, hay que poner más dinero en sus bolsillos.

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