¿Qué pueden hacer los bancos para competir con la deuda pública?
Desde comienzos de año los fondos de inversión han ganado adeptos Los seguros de ahorro, los PPA y PIAS empiezan a despertar el interés de los bancos
Las tensiones políticas en Portugal, Grecia y ahora en España; las rebajas de los rating a Italia y Francia, y las incertidumbres que dejan tras de sí los bancos centrales han tenido su reflejo en la última subasta de letras a 12 y seis meses. Después de una temporada en la que la rentabilidad de la deuda no hacía más que bajar, el martes se invirtió la tendencia. El Tesoro consiguió colocar el máximo a costa de pagar más. Este incremento ha llevado a la deuda pública a un año a alcanzar la misma rentabilidad que los depósitos a 12 meses.
Hace unos años, cuando los tipos de interés de las letras alcanzaban niveles desproporcionados, las entidades se las veían y se las deseaban para atraer a nuevos clientes. En aquel entonces los superdepósitos estaban penalizados con mayores aportaciones al FGD, pero las entidades contaban con un as en la manga, los pagarés. Todo el que acudía a una sucursal a preguntar por la deuda soberana y los procedimientos necesarios para adquirirla salía con una amplia documentación sobre estos productos, que al fin y al cabo no son más que deuda del banco.
Límites
Pero a día de hoy, el escenario es diferente. En las recomendaciones emitidas en enero por el Banco de España no solo se limitaba la rentabilidad de los depósitos, sino que en su intento de acabar con la guerra del pasivo, se acotaron también los pagarés. En esta ocasión los bancos no dudaron un instante en adaptar su oferta dirigida al pequeño ahorrador. La consecuencia más inmediata fue el descenso de estas emisiones. Según datos de la IAF en los siete primeros meses del año se han colocado 28.000 millones, un 72% menos que en el mismo periodo de 2012 cuando el volumen de pagarés ascendía a 101.500 millones de euros.
¿Qué estrategias puede emplear el banco para captar a los nuevos clientes o retener a los que ya tenía? La verdad es que son pocas las alternativas, al menos para las entidades nacionales. Si se quiere obtener una rentabilidad superior la salida más inmediata es aumentar los plazos. Así, y de acuerdo a los topes establecidos por el Banco de España, los depósitos y cuentas remuneradas a dos años pueden ofrecer hasta un 2,5%. En enero el límite era ligeramente superior, en concreto, del 2,75% pero este se actualizó de manera inmediata tras la rebaja del precio del dinero efectuada por BCE el pasado mes de mayo.
En el caso de que las entidades quieran ofrecer una remuneración superior, les queda el recurso de los 25 meses, aunque en los últimos tiempos esta iniciativa tampoco ha tenido gran repercusión en las rentabilidades.
Dejando a un lado las cuentas remuneradas y depósitos, las otras alternativas de las entidades pasan por productos como los fondos de inversión, los planes de pensiones, los planes de previsión asegurada (PPA), planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) y los seguros de ahorro.
Desde comienzos de año los fondos de inversión han ganado adeptos. El fin de la guerra del pasivo ha llevado a muchos clientes a trasladar sus ahorros desde los superdepósitos a este tipo de productos. A los bajos tipos de los productos más conservadores, cuya remuneración se sitúa por debajo de la inflación (el IPC cerró junio en el 2,1%), se suma la relativa calma vivida por los mercados desde comienzos de año. En medio de este escenario, el patrimonio de los fondos de inversión cerró junio en los 220.355 millones de euros, es decir, en tan solo seis meses su crecimiento es ya del 8,4%, según datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco).
Garantizados
La rentabilidad media anual de los fondos de inversión se situó en junio en el 6,8%. Dentro de este apartado se engloban todas las categorías, desde los de mayor riesgo que destinan gran parte de la inversión a la renta variable y en lo que va de año acumulan una rentabilidad cercana al 20% hasta los más conservadores, es decir los garantizados.Son precisamente estos últimos los que mejor se adaptan a las exigencias de los bolsillos más conservadores que hasta la fecha recurrían a los depósitos por la garantía que suponía contar con el salvavidas del FGD. Con unos plazos de entre cuatro y cinco años, su remuneración ronda el 3%.
Junto a las rentabilidades algunas de las grandes ventajas que presentan los fondos respecto a los depósitos son su fiscalidad así como su diversificación. Respecto al primero, aunque la tributación es similar a la de los depósitos, la carga fiscal se puede retrasar hasta la venta del producto mientras que el depósito empieza a tributar desde el momento en que se perciben los primeros intereses.
Las otras opciones pasan por los planes de pensiones, productos que empiezan a despertar el interés de algunos inversores que, ante las dudas que genera el actual sistema público de pensiones, están buscando alternativas para preparar su jubilación. En estos casos, al igual que en el de los fondos, si lo que se busca es conservar el capital a costa de sacrificar la rentabilidad, los garantizados son la opción más adecuada. Las comisiones que llevan implícitas y el hecho de que el dinero solo se puede rescatar en caso de jubilación, incapacidad o paro prolongado, así como la idea de que solo puede trasladarse otro plan de pensión son sus principales inconvenientes.
En el lado de las ventajas, la fiscalidad es su gran baza. El inversor que lo contrate no pagará IRPF de la parte del sueldo destinada al plan ni por las rentabilidades generadas.
Según datos de la Dirección General de Seguros y Fondo de Pensiones, organismo dependiente del Ministerio de Economía, la rentabilidad anual de los planes de pensiones oscila entre el 2,83% de los planes de renta fija a corto plazo, al 8,66% de los de renta variable mixta. En el caso de los garantizados la remuneración media actual sube al 4,88%.
Los seguros de ahorro, los PPA y PIAS hasta hace poco relegados a las compañías aseguradoras, empiezan a despertar el interés de los bancos. Las rentabilidades de estos productos están por encima de los depósitos, pagarés y cuantas remuneradas, en el entorno del 4%. Los seguros de ahorro no cuentan con la protección de FGD sino que dependen de la solvencia de la entidad que los comercializa.
Los PPA cuentan con las mismas ventajas fiscales que los planes de pensiones y a diferencia de estos garantizan el 100% del capital. Por su parte, los PIAS se trata de productos cuyo principal gancho es la liquidez.Permiten recuperar la inversión en el momento que se desee ya sea forma parcial o en su totalidad.
Sobre la firma
Más información
Archivado En
- Crisis deuda europea
- Inverco
- Depósitos bancarios
- Tipos interés
- Patronal
- Deuda pública
- Organizaciones empresariales
- Bancos
- Fondos inversión
- Crisis financiera
- Financiación déficit
- Déficit público
- Créditos
- Empresas
- Finanzas públicas
- Servicios bancarios
- Relaciones laborales
- Economía
- Banca
- Trabajo
- Mercados financieros
- Finanzas