"Está naciendo una industria de la gestión de activos tóxicos de la banca"
"El precio de la vivienda caerá un 30% más, a niveles de 1999"
La gestión de activos problemáticos es un negocio”, defiende José Néstola (Roma, 1966), consejero delegado y fundador de Copernicus, firma dedicada a poner en valor las carteras tóxicas que pesan en los balances de las entidades financieras. La clave, cuenta, es dar una gestión global a los activos para evitar que pierdan valor, hacerlo a menor coste que el de las plataformas internas de la banca y agilizar el proceso de venta para reducir el castigo en capital. Néstola, que fue consejero de Citigroup, cofundó Salomon Smith Barney España y ha estado muy ligado a la Bolsa nipona, arrancó Copernicus en enero tras dos años estudiando el mercado.
Pregunta. ¿Cómo surge la idea de fundar Copernicus?
Respuesta. Analizamos el panorama y vimos que había fondos buitre extranjeros que habían intentado hacer compras en España y no habían tenido experiencias positivas. Por su desconocimiento del marco legal; por la falta de experiencia en una cosa nueva que era la venta de carteras y porque el entorno macroeconómico se ha deteriorado más de lo esperado. Los fondos que entraron en España se pillaron los dedos y empezaron a aplicar una política de precios muy agresiva, a un nivel que los bancos no podían aceptar porque les supondrían pérdidas.
P. ¿La gestión de carteras inmobiliarias era una novedad?
R. Vino un tsunami tremendo con la burbuja inmobiliaria, los bancos venían de una morosidad del 1% durante 15 años, y de repente se encuentran un 7%. No tenían prácticamente recursos humanos dedicados al tema y, sobre la marcha, necesitan poner en valor los activos, teniendo en cuenta que no es una actividad core de los bancos.
P. Todas las entidades crearon entonces grandes plataformas de gestión inmobiliaria, ¿funcionan mal?
R. Lo han hecho bien, el problema es que, según hablamos, a estas plataformas les siguen entrando expedientes. Fue tan de golpe, que han ido detrás del balón. Copernicus nace con la idea de ponerse delante, hemos desarrollado una plataforma tecnológica que nos permite industrializar el proceso, porque organizativamente los bancos tienen silos, compartimentos estancos. Está el departamento de recuperaciones, el legal, el de adjudicados y el inmobiliario. Al final, en la transferencia de los expedientes de un departamento a otro se pierde información y dinero. Se destruye valor. Lo que aportamos es que vemos cada expediente desde el inicio, desde la fase legal, a la puesta en venta.
P. ¿Y qué recibimiento han tenido sus propuestas en la banca?
R. Ha sido positivo pero hay que hacer una labor de evangelización, demostrarles que aunque tienen sus plataformas, no dejan de ser parciales. Algunos nos están dando ya mandatos. Trabajamos con tres bancos, asesoramos a un fondo y gestionamos 1.000 casas. Esperamos llegar a 5.000 a finales de año.
P. Sareb debe ser uno de los clientes más jugosos del mercado, ¿no?
R. Totalmente, y estamos en ello. Nosotros aportamos el know how de un equipo que lleva más de 20 años en cada apartado de la cadena de valor. Sareb acaba de llegar, tienen una labor titánica que desarrollar y creemos que podemos ayudarles. Hemos hablado con ellos, aunque las decisiones las están difiriendo. Tienen demasiados incendios como para pensar todavía en esto.
P. Al mismo tiempo, las nacionalizadas están vendiendo sus plataformas inmobiliarias para subcontratarlas. ¿Prevéis el desembarco o la creación de más competidores?
R. Creo que va a nacer una industria inmensa alrededor, una nueva industria de la gestión de activos problemáticos y efectivamente van a nacer otros servicer. No nos preocupa, los bancos van a vender sus plataformas a fondos pero en un momento dado los fondos acabarán subcontratando esos servicios. Esta industria en Inglaterra está superconsolidado, como en Alemania, en Italia, y, sobre todo, en EE UU. Aquí está llevando tiempo, pero el arranque es el calendario de provisiones de los bancos. En cuestión de un año o dos años se va a dinamizar mucho más la venta de activos en España, estaremos más cerca del final de la crisis y los bancos habrán podido provisionar más.
P. ¿Cuentan con que el precio de la vivienda se estabilice en un año o dos?
R. No. Los precios van a caer todavía más. No quiero sonar catastrofista, pero diría que de los niveles actuales podríamos ver caídas de un 30% más, hasta niveles de precios de 2000 o 1999.
"Los fondos bajan los precios por la inseguridad jurídica"
“En la incertidumbre macroeconómica hay que incluir toda la volatilidad jurídica, tanto por las autonomías como por distintos jueces, y eso está también lastrando a los inversores extranjeros, que llegan haciendo ofertas con descuentos muy grandes”, expone José Néstola, consejero delegado de Copernicus. “Eso, como todo, los fondos lo llevan a precio”, resume. Para Néstola, el de la gestión de activos tóxicos del sector financiero es un negocio prometedor para los próximos “10 o 15 años”, aunque cuenta con que una parte de la industria que surja se consolide y resista de forma permanente. Concuerda con él Enrique Martín, director de Originación de Copernicus, que entiende que los bancos no deben “procesar la basura en casa” sino recurrir a especialistas externos. Y no hablan unos pocos desperdicios. Copernicus estima que hay más de 500.000 millones de euros en activos tóxicos. “Todos descontamos que todo el riesgo promotor, los famosos 300.000 millones, son todos problemáticos, estén en dudoso, subestandar o normal. Cuando ha entrado Sareb se ha pasado todo, porque lo que no ha dado síntomas es porque lo está incubando, pero la enfermedad está ahí”, asume Martín. A esta cifra habría que sumarle el crédito a pymes, “un 25% tendrá problemas según Oliver Wyman”, y lo que corresponda en deuda corporativa. “No es que se vaya a perder, pero hay que gestionarlo como distress, que no es gestionar un crédito normal”, prosigue Martín, quién cree que depurar los excesos de la burbuja inmobiliaria llevará lo mismo que generarla, en torno a 10 años. “¿Justifica eso que haya una industria? Pues sí”, concluye.