Cómo proteger la cartera antes de irse de vacaciones
Los inversores recomiendan colocar 'stop-loss' o utilizar otras estrategias de blindaje
El popular dicho bursátil de origen anglosajón “sell in may and go away”, que podríamos traducir por algo así como “vende en mayo y retírate”, resume la extendida hipótesis de que el mercado vive su mejor momento entre octubre y mayo para decantarse por un perfil bajista entre junio y septiembre, coincidiendo con los meses de verano.
Más allá de la fiabilidad de este axioma, lo cierto es que tradicionalmente el estío es una etapa especialmente inestable. De un lado, la menor concurrencia de inversores en el periodo vacacional reduce drásticamente los volúmenes negociados en el parqué lo que multiplica la volatilidad porque cualquier movimiento significativo puede cambiar el signo del mercado. De otro, como se ha visto recientemente, los últimos veranos han coincidido con episodios especialmente turbulentos de la crisis, especialmente en Europa, por lo que conviene proteger bien la cartera.
“Para el pequeño inversor, el principal problema es que algunos instrumentos de cobertura no están disponibles”, expone Alberto Matellán, director de estrategia de Inverseguros, en referencia a los CDS (credit default swaps) o el mercado de derivados. En el caso de los valores cotizados, bajo su punto de vista el instrumento más recomendable es el stop-loss, una orden de venta que se activa si el precio de la acción cae a cierto umbral.
“El principal problema es el psicológico, cuesta ejecutarlo porque cuando uno ha invertido cree que se va a recuperar, pero la clave del stop-loss, precisamente, es la disciplina a la hora de activarlo”, prosigue. Si el inversor es más avezado, otra posibilidad es “acudir al mercado de futuros, es más complejo y tiene mayor coste, pero tiene la ventaja de que no tienes que vender la cartera”, expone Matellán. Otra posibilidad dibujada por los expertos es la de contratar opciones, que bien articuladas funcionan como una suerte de seguro ante los vaivenes del mercado.
Para Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis, la estrategia depende mucho del perfil del inversor. “Lo importante al irse de vacaciones es que la cartera tenga el perfil de riesgo adecuado al que tengas. Pensar que por naturaleza el verano va a ser malo es un error y se pueden perder muchas oportunidades.
Cuando estás de vacaciones tienes menos capacidad de reacción, menos información. Mi consejo es que no hay que ser más conservador, sino más disciplinado”, expone. A partir de ahí, valora, un inversor tradicionalmente conservador debe extremar la cautela para no dejar abierta una cartera sensible a la volatilidad. El agresivo, por su parte, debe “estar situado en aquello en que tenga convicciones profundas”, porque eso da tranquilidad pese a los vaivenes, pero combinarlo con sentido común, para lo que recomienda colocar stop-loss.
Amenazas estivales
La retirada de los estímulos de la Reserva Federal
“Esperamos algo más volatilidad que en los últimos meses. Desde que Draghi hablara el verano pasado la situación se tranquilizó mucho, aunque todo volvió a saltar hace cosa de un mes y lo normal es que se prolongue al menos durante un par de meses más”, expone Alberto Matellán, director de estrategia de Inversis. El detonante fue el anuncio de la Reserva Federal de EE UU de que programa de estímulos tiene fecha de caducidad. “No descarto que el mercado haya sobrereaccionado, la Fed va a reducir el ritmo de compras de forma gradual”, asume José María Valle, de Ahorro Corporación, que cree en cualquier caso que el mercado ya ha descontado este efecto. Finalmente, el anuncio esta semana de que el BCE contempla bajar aun más los tipos contrarresta en parte la presión de la Fed.
Nuevas turbulencias en la periferia europea
“Portugal ha producido un efecto arrastre. Su crisis política pone en duda que pongan en marcha el plan de austeridad para cumplir con las condiciones de la asistencia financiera”, asumen desde Ahorro Corporación, donde prevé un resurgir de los fantasmas de la crisis soberana europea “en el corto plazo” pero consideran que esta vez “el contagio debería ser limitado, a menos que se abran escenarios extremos, como que la ingobernabilidad se extendiera a 2014”. Victor Alvargonzález, de Tressis, prevé que la deuda periférica, y la española en concreto, sigan mejorando según se van dando pasos en la Unión Europea. En su opinión, habrá nuevos impulsos tras las elecciones alemanas de septiembre, un efecto esperado que podría adelantarse al mercado ya en verano, prevé.
El comportamiento de la banca marca la Bolsa
Una de las formas de medir la volatilidad de mercado es tomar el índice VIX_(ver gráfico en la página contigua), un índice que calcula el grado de inestabilidad de la Bolsa tomando como referencia las opciones contratadas sobre el S&P500, selectivo de referencia de Wall Street. El periodo estival es uno de los más susceptibles a movimientos bruscos porque el bajo volumen de operaciones que se produce durante los periodos vacacionales hace mucho más evidentes, y decisivas, las operaciones de nivel intermedio. En este sentido tiene especial relevancia cualquier movimiento que se produce en torno a la banca, por su fuerte peso crítico en los grandes selectivos, como el Ibex, por lo que cualquier noticia positiva o negativa para el sector puede marcar la sesión.
Martin Arnold, analista de ETF Securities, cree que otra estrategia clara es la de diversificar riesgos para garantizar “una menor volatilidad”, optando por valores más conservadores. Arnold recomienda dedicar parte de la cartera a materias primas, especialmente valores relacionados con la agricultura, “menos ligados a otros activos tradicionales como acciones y bonos, y que puede proporcionar una mejor diversificación que otros sectores como el metal, las energías o la industria”.
En el caso de las carteras de renta fija, los analistas de Inverseguros aducen que a nivel profesional se puede recurrir a los CDS, pero que para el pequeño inversor, “lo mejor es no preocuparse por el corto plazo, sino a medio y largo” e ignorar la volatilidad que pueda concentrarse en unas semanas. Con todo, los expertos consultados consideran que este no será un verano tan agitado como los anteriores.
“Esperamos que no sea tan turbulento como el pasado. Aquello fue casi tocar fondo, la rentabilidad de la deuda española estaba por encima del 7%”, recuerda José María Valle, analista de Ahorro Corporación. Solo la intervención del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, a finales de julio, advirtiendo que haría todo lo necesario por proteger al euro logró revertir la desconfianza.
Tampoco el verano de 2011 fue sencillo y, de hecho, el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero se vio obligado a anunciar en julio que adelantaba las elecciones generales a noviembre “para proyectar certidumbre política y económica”.
Pese a ello, no todos los veranos son temibles. Los que vendieron en mayo su inversión en el Ibex se perdieron alzas cercanas al 20% en el periodo junio a septiembre de 2009, del 12% en 2010 o de casi el 30% en 2012, si bien, evitaron caídas del 17% en 2009 o del 20% en 2011.
Alvargonzález asume, en cualquier caso, que al inversor siempre le queda la opción de contratar a un gestor. “El asesor no se va de vacaciones. Es como dejar la casa con guardeses, siempre que el perro no sea cariñoso con los ladrones”, aduce.