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Columna
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Solo un problema más, pero grande

España casi ha terminado con la parte más fácil de su recuperación. El Fondo Monetario Internacional elogió, con razón, los esfuerzos de Madrid en su último informe, publicado el miércoles. Pero, como señaló el FMI, todavía hay un gran problema –el desempleo.

El organismo reconoce al sistema político español: el déficit fiscal será del 6,5% del PIB este año, frente al 11,2% de 2009, según las previsiones de la Comisión Europea. Reconoce también a los empleadores y los trabajadores españoles: los costes laborales unitarios han disminuido y las exportaciones, faro de la esperanza de Madrid, han aumentado del 23% del PIB en 2009 al 33% este año. Y reconoce al Banco Central Europeo por su ayuda, y a los inversores por darse cuenta –la rentabilidad de la deuda a 10 años ha caído desde el 7,7% en julio al 4,8%. Además, el afligido sector financiero se está desapalancando.

De alguna manera, todas estas mejoras son la parte fácil. Básicamente revierten los excesos acumulados durante el boom del crédito y de la construcción en España. Lo que queda es un problema que nunca ha sido suficientemente abordado: un nivel inaceptablemente alto de desempleo estructural.

La tasa es del 27%, y del 56% entre los adultos jóvenes. Pero incluso en su nivel más bajo, cuando la economía florecía y la inmigración era alta, el desempleo español era del 8,3%. El disfuncional mercado de trabajo es la mancha en un panorama económico que está, por otra parte, mejorando.

Las mejoras realizadas revierten los excesos acumulados durante el boom del crédito y de la construcción

El principal problema es bien conocido: las rígidas reglas que encarecen la contratación. La cura implica cambios en prácticas que han arraigado durante generaciones. Los contratos deben ser abiertos en lugar de temporales, y las indemnizaciones por despido deben ser menores. Los incentivos fiscales pueden ayudar. Rajoy, con dos años de mandato por delante y una mayoría parlamentaria absoluta, debe atacar estas arraigadas malas prácticas. Sin una tasa de desempleo mucho menor, la recuperación española será enfermiza, volátil y efímera.

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