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Columna
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Juicio monetario en Alemania

La vista del Tribunal Constitucional alemán sobre el programa de compra de bonos del Banco Central Europeo (BCE) será otra oportunidad para determinar la fragilidad real del acuerdo que ejerce de núcleo de la unión monetaria. Los jueces deben decidir si Berlín se arriesga a aceptar una política del BCE que viole las condiciones previamente fijadas en la unión monetaria. Si se pone en marcha el programa conocido como Transacciones Monetarias Directas (OMT, por sus siglas en inglés), la crisis del euro podría volver prender. Parece poco probable, aunque no se puede descartar un veredicto negativo.

Técnicamente, la corte de Karlsruhe no tiene jurisprudencia sobre las instituciones europeas, pero podría obligar a Berlín a estar en desacuerdo con la medida. La constitución alemana establece que la política monetaria solo puede ser transferida a un órgano independiente comprometido para garantizar la estabilidad de precios.

Materialmente, el caso se reduce a una sola pregunta. ¿El compromiso del BCE de comprar deuda soberana significa monetizar la deuda pública? Si la respuesta es sí, ello iría en contra del mandato del banco, tal y como los jueces señalaron antes.

Para el BCE, las compras directas de deuda son necesarias para cumplir su tarea dadas las distorsiones del mercado

El BCE responde que las OMT –que aún no se han utilizado– son fundamentales para cumplir su tarea, ya que las distorsiones del mercado estaban dificultando su capacidad para conducir la política monetaria.

Dados los antecedentes pragmáticos del tribunal sobre cuestiones europeas similares, es difícil imaginar la exigencia de que Alemania abandone la zona euro. Los jueces parecen más propensos a dar una cualificada luz verde a las OMT, y a establecer las condiciones que intenten limitar su alcance. Sin embargo, hasta podría ser peligroso. El éxito de las OMT depende de que son potencialmente ilimitadas.

Incluso la sugerencia de que la política del BCE viola la constitución sería políticamente tóxica en Alemania. Con suerte, los jueces pospondrán su decisión hasta después de las elecciones en Alemania –y luego tendrán el sentido común de poner de nuevo la política monetaria en su sitio: el reino de los banqueros centrales.

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