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A tres y nueve meses

El Tesoro coloca 3.011 millones en letras al tipo más bajo de su historia

El erario público encadena una buena racha de emisiones

Vista de las oficinas de Ahorro Corporación, grupo de servicios financieros encargado de la subasta de bonos y letras del Tesoro Público español.
Vista de las oficinas de Ahorro Corporación, grupo de servicios financieros encargado de la subasta de bonos y letras del Tesoro Público español. EFE

La prima de riesgo española logró en la jornada de hoy perforar el nivel de los 300 puntos básicos, por primera vez desde marzo de 2012. Un logro al que contribuyó el buen resultado de la subasta del Tesoro, que sirvió para acreditar de nuevo la positiva aceptación que tiene entre los inversores la deuda soberana española. El Tesoro adjudicó 855,24 millones de euros en letras a tres meses con una rentabilidad del 0,15%, la mitad de la aplicada hace un mes (0,34 %) y la menor de la serie histórica de esta referencia, que comienza en 1991. Emitió también 2.156,47 millones de euros a un plazo de nueve meses y un interés del 0,825%, frente al 1,06% de marzo, si bien en este caso no es posible hacer una comparativa histórica puesto que se trata de una referencia nueva lanzada por primera vez en febrero de este año.

El Tesoro prolonga así la racha positiva con la que arrancó el ejercicio y que ha permitido ya que el coste medio de emisión se abaratara a finales de marzo al 2,79%, frente al 3,01% de cierre de 2012. El interés de los inversores por la deuda soberana española está ya fuera de dudas, a pesar de que haya quedado de manifiesto que la economía del país se contraerá este año de forma más profunda de lo que había previsto el Gobierno –el 1,5% este año– y de que el déficit público de 2012 alcanzara el 10,6% –el mayor de la zona euro si se incorpora el rescate a la banca, sin el que el dato queda en el 7%–. Pero los inversores en deuda pública ya estaban prevenidos sobre el estado de salud de la economía española y en su interés prevalece la búsqueda de rentabilidad, toda vez que Mario Draghi ya delimitó el pasado verano el terreno de juego con el anuncio de su plan de compra de deuda.

“España no está tan mal como decían los mercados, ya ha logrado sanear la banca y reducir el déficit público. En todo caso, el punto de inflexión en la deuda lo marcó el BCE con su plan de compras, a lo que se ha sumado recientemente el Banco de Japón con su plan de compra masiva”, explica David Cano, experto de AFI. El plan de magnitud histórica por el que el Banco de Japón va a duplicar su base monetaria en un plazo de dos años, y que llevó en principio a la deuda japonesa a diez años a marcar mínimos en una década, está acentuando el movimiento por el que los inversores buscan en la deuda soberana de la periferia resquicios de rentabilidad. Aunque no vaya a suponer una avalancha de dinero para la deuda española.

“Más que una cuestión de fondo de fundamentales económicos, que no han cambiado tanto, se trata de una cuestión de oferta y demanda. Se están cerrando posiciones cortas sobre bonos espanioles que se habían vuelto a abrir a principios de año. Además, España va muy de la mano de Italia y la reelección de Napolitano ha resuelto en gran medida la incertidumbre política, al menos por el momento”, explica Antonio García Pascual, economista jefe para los países periféricos de Europa de Barclays. 

Prueba de las oscilaciones de los inversores es el dato de febrero de inversión extranjera en deuda soberana española, que registró una venta neta de 4.300 millones de euros de acuerdo con los últimos datos del Banco de España. Los inversores no residentes vendieron 5.600 millones de euros en bonos y compraron 1.280 millones en letras, a lo que contribuyó, según explica BBVA, el rally que se había disfrutado en el mercado en el mes anterior y la incertidumbre con que se afrontaban las elecciones italianas que se celebraron a finales de ese mes.

“El país sigue teniendo un rating triple B, pero es verdad que ha cambiado la percepción del mercado sobre España”, defiende Javier Domínguez, socio director de Auriga Global Investors. En definitiva, el viento favorable que sopla para la deuda española es mezcla de un cúmulo de factores macroeconómicos y de mercado que están logrando abaratar la financiación del Estado y que marca notables distancias con el entorno de hace ahora un año, cuando comenzó a planear el riesgo de un rescate, en vísperas de la nacionalización de Bankia.

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