El continuo día de la marmota italiano
¿Qué falla en Italia? Cualquier italiano lo dirá: los juicios son lentos; la economía es demasiado rígida; los impuestos muy altos y la administración pública excesivamente grande. Pese al consenso en los problemas, las soluciones políticas se han demostrado esquivas. Ningún gobierno ha sido capaz de reunir el apoyo suficiente de los partidos para hacer cambios duros.
Las elecciones de febrero demostraron que la gente está harta. Recurrieron al Movimiento Cinco estrellas de Beppe Grillo. La desesperación de los votantes debería haber sorprendido a los partidos tradicionales para arreglar el sistema parlamentario del país y la antidemocrática ley electoral. Pero han seguido discutiendo. Giorgio Napolitano, el respetado presidente, ha preguntado a los mediadores imparciales para encontrar puntos en común. El éxito parece improbable, por lo que es probable que se llegue a unas nuevas elecciones con el mismo sistema quebrado.
Los políticos podrían hacerlo mejor. Matteo Renzi, del centro izquierda, es de lejos el más popular de Italia, pero el partido, liderado por Pier Luigi Bersani, ha bloqueado su progresión. El centro derecha de Berlusconi es un obstáculo aún mayor. Su partido parece distraído con sus problemas judiciales, y con ganas de llegar a las próximas elecciones con el mismo sistema que le ha servido de tanta ayuda en la última votación. Grillo es excelente para quejarse, pero no ha jugado un papel constructivo.
Italia corre el peligro de que 2013 resulte un año perdido
A la espera de un comportamiento más racional, los italianos tienen que lidiar con unas condiciones crediticias difíciles y la incertidumbre económica. El Gobierno espera un descenso de la producción del 1,3% para este año, después del 2,4% para el anterior. Italia podría quedar en un círculo de estancamiento económico y político.
El interés del bono italiano a diez años ha aumentado en 100 puntos básicos desde las elecciones de febrero, hasta 3,3 puntos porcentuales por encima de los bonos alemanes. Podría ser mayor sin el compromiso del Banco Central europeo de comprar deuda. Pero no comprará si no hay un gobierno que haga reformas.