Google, más ágil que el regulador
El caso Microsoft es un ejemplo de cómo los monopolios tecnológicos realmente se arreglan. Europa sancionó la semana pasada al gigante del software con 561 millones de euros por no dar a los usuarios todas las opciones de navegadores de internet, como se comprometió. Ni Microsoft ni la Unión Europea (UE) reaccionaron con prisa tras la infracción. Pero la competencia sí se movió con rapidez.
Luchar durante una década contra las acusaciones de la UE de que es un monopolio abusivo ha debilitado un poco la fuerza de Microsoft en una parte de su abundante tesoro. Las multas totalizan 2.200 millones de euros. Un acuerdo en 2009 iba a reducir, en principio, las hostilidades. La UE finalizó una investigación sobre si la compañía estaba utilizando su posición dominante para silenciar a la competencia en la guerra de los navegadores, atando su Internet Explorer a su sistema operativo.
Parte del acuerdo requería que Microsoft ofreciese a los usuarios diferentes opciones para navegar. Durante más de un año, no lo hizo. Después de que la Comisión Europea le advirtiera en verano, Microsoft admitió que 28 millones de usuarios estaban afectados. En una triste ironía, lo atribuyó a un fallo técnico.
El largo retraso refuerza la idea de que la habilidad de los reguladores para avivar la competencia es limitada. En contra, los rivales fueron más efectivos. Firefox retuvo gran parte del mercado y el Safari de Apple ha avanzado. Google también introdujo Chrome en 2008 y está usando su fuerza para popularizar el navegador. El motor de búsqueda de Google no coloca anuncios en su web principal, pero lo hace para impulsar Chrome, y es el navegador más popular en el mundo con un tercio del mercado.
Google está ahora también en la mira de la UE. Los reguladores pueden tener una entendible idea tenue de las prácticas competitivas de Google. Y sin embargo, ha hecho más para frenar el dominio de Microsoft de lo que ninguna comisión hizo nunca.