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Columna
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Barclays quiere recuperar valor

Barclays ha dado el primer paso hacia una revaluación de sus acciones, siempre con un bajo rendimiento. El nuevo consejero delegado, Antony Jenkins, explicó ayer cómo el banco pasará página de la desastrosa era de su predecesor Bob Diamond. Está en el camino correcto, siempre que pueda llevar a sus empleados con él.

Jenkins reconoce que 36 de las 75 unidades de negocio de Barclays están perdiendo sus costes de capital o presentan riesgos para la reputación del banco. Deshacerse de ellos significaría decir adiós a los elevados ingresos de algunos negocios de capital ligero como la controvertida unidad de planificación fiscal. Jenkins recortará un 9% de los gastos corrientes para 2015, un 3% de la plantilla, y se deshará de un 16% de los activos de riesgo del grupo. La contracción promete impulsar los retornos sobre el capital por encima del coste de capital del 11,5% que tiene el banco, comparados con el 7,8% actual.

Suena demasiado fácil. Las proyecciones ignoran los retos que afronta el capital de Barclays. El ratio core Tier 1 del 8,2% es bajo. Superar la media del sector del 10% en 2015 requeriría unos 5.000 millones de libras de generación orgánica de capital. Además, el Reino Unido está obligando a las entidades a cercar sus negocios de banca de inversión.

Pero el mayor factor de oscilación para una revaluación puede no ser el capital, sino si los inversores compran la revolución cultural de Jenkins. Parecen escépticos, incluso despectivos, a firmar los compromisos de ética y utilidad social. El estatus de Jenkins como un banquero minorista no le ayudará a ganarse el respeto. Pero el actual descuento de Barclays siempre ha reflejado los miedos de que surja una mayor catástrofe a la del libor. Si los inversores creen que este peligro está cesando, podrían cerrar la diferencia entre el precio de la acción de Barclays y la media de sus competidores europeos.

Un precio al alza de la acción cimentaría la autoridad de Jenkins y mitigaría a los gruñones operadores.

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